El Libro de Urantia puede ser sobreexplotado y volverse agotador, y la forma en que lo abordemos es clave para evitarlo. Si nos aferramos a conceptos fijos y estáticos, si limitamos la imaginación creativa, y si nos enfocamos en la repetición intelectual y sin vida de sus ideas, el agotamiento se acelerará y la sobreexplotación será evidente.
El peligro de la estaticidad y la repetición
Cuando las presentaciones y proyectos basados en el Libro de Urantia se convierten en meras copias unos de otros, limitados a citas y una obsesión por "preservar la verdad intacta", sin análisis ni conexiones significativas con la realidad, inevitablemente nos encontramos con el agotamiento. Existe un temor palpable hacia cualquier nuevo proyecto que intente innovar y poner en práctica los valores supremos, como si la forma fuera más importante que la esencia de la verdad misma.
Esto es precisamente lo que Jesús advirtió:
"La verdad está viva; el espíritu de la verdad por siempre conduce a los hijos de la luz a nuevos dominios de realidad espiritual y servicio divino. No se os da la verdad para que la cristalicéis en formas establecidas, seguras y honradas." (176:3.7)
La verdad, según el Libro de Urantia, no es una "reliquia sagrada" para ser guardada sin cambios. Es un espíritu dinámico, logos viviente, que nos impulsa hacia nuevas comprensiones y realidades. Si nos negamos a permitir que la verdad evolucione y se manifieste a través de nuestra experiencia personal, corremos el riesgo de convertirla en algo inerte y frio.
"Vuestra revelación de la verdad tanto se ha de enaltecer al pasar por vuestra experiencia personal que se descubrirá nueva belleza y nuevos frutos espirituales ante todos los que contemplan vuestros frutos espirituales y por ello son conducidos a glorificar al Padre que está en el cielo." (176:3.7)
El Revelador enfatiza que la verdad debe ser vivida, metabolizada y enriquecida por nuestra propia experiencia. Es a través de esta interacción personal que emergen nuevas perspectivas y "frutos espirituales", inspirando a otros y glorificando al Padre. Si nos limitamos a la reproducción estéril, la riqueza potencial de la revelación se pierde.
La responsabilidad de la mayordomía de la verdad
El Libro de Urantia nos insta a ser mayordomos activos de la verdad, no simples guardianes. La parábola de los talentos se aplica directamente a nuestra relación con la revelación:
"Qué triste visión para las generaciones sucesivas de los seguidores profesos de Jesús decir, refiriéndose a su mayordomía de la verdad divina: «Aquí, Maestro, está la verdad que tú nos confiaste cien o mil años atrás. Nada perdimos; hemos conservado fielmente todo lo que nos diste; no hemos permitido que se haga ningún cambio en lo que nos enseñaste; aquí está la verdad que tú nos diste»." (176:3.7)
Esta cita es una fuerte crítica a la inacción y al miedo al cambio en la forma de presentar la verdad. No se trata de alterar la esencia, sino de permitir su crecimiento y manifestación en nuevas formas relevantes. Presentar la verdad de manera estática es una forma de "indolencia espiritual" y no justifica al mayordomo que no ha trabajado para que crezca.
"De acuerdo con la verdad entregada a vuestras manos, el Maestro de la verdad requerirá una rendición de cuentas." (176:3.7)
Somos responsables de cómo usamos y expandimos la verdad que se nos ha confiado. No se trata solo de preservar, sino de multiplicar su impacto.
"En el próximo mundo se os pedirá que deis cuenta de los dones y mayordomías de este mundo. Sean los talentos inherentes pocos o muchos, es necesario enfrentarse con una rendición de cuenta justa y misericordiosa. Si los dones se usan tan sólo en empresas egoístas y no se presta atención alguna a los deberes más altos de obtener mayores frutos del espíritu, tal como se manifiestan en el servicio de los hombres cada vez más extenso y en la adoración de Dios, tales mayordomos egoístas deben aceptar las consecuencias de su elección deliberada." (176:3.8)
Este llamado a la acción subraya que la verdad no es para nuestro disfrute personal o para ser guardada celosamente, sino para ser aplicada en el servicio a los demás y en la adoración de Dios. El estancamiento en la forma de presentar la verdad es una manifestación de un uso egoísta de estos dones.
Dar libremente y multiplicar la verdad
Finalmente, la clave para evitar la sobreexplotación y el agotamiento reside en la generosidad y la adaptación:
"Dijo Jesús esa noche al dirigirse ellos a su reposo: «Libremente habéis recibido; por lo tanto, libremente debéis dar de la verdad del cielo, y esta verdad se multiplicará al ser dada, y se mostrará en una luz creciente de gracia salvadora, aun a medida que vosotros la ministráis»." (176:3.10)
La verdad, lejos de disminuir al ser compartida y adaptada, se multiplica. Su luz se vuelve más brillante a medida que la ministramos y la aplicamos de maneras nuevas y significativas. Esto implica una constante revisión, adaptación y creatividad en cómo presentamos y vivimos las enseñanzas del Libro de Urantia. Al permitir que la verdad fluya a través de nuestra experiencia diaria y se manifieste en formas innovadoras, aseguramos que permanezca vibrante, relevante y, sobre todo, inspiradora, lejos del agotamiento que produce la repetición y la rigidez.
La Sal que Perdió su Sabor: Lecciones del Cristianismo
La advertencia de Jesús sobre la sal que pierde su sabor sirve como referencia al observar cómo el cristianismo, en ocasiones, ha caído en las trampas de la estaticidad y la repetición, volviéndose insípido para muchos. La sobreexplotación y el agotamiento que mencionamos anteriormente no son fenómenos exclusivos de nuestra relación con el Libro de Urantia; son desafíos inherentes a cualquier revelación o enseñanza espiritual que se osifica y se desconecta de la vida.
«Vosotros sois la sal de la tierra, la sal con gusto de salvación. Pero si la sal ha perdido su gusto, ¿con qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser arrojada y pisoteada por los hombres». (140:4.2)
Esta metáfora hace incapie en la importancia de la relevancia y el impacto. La sal tiene un propósito: preservar y dar sabor. Si pierde esa capacidad, carece de valor y es desechada. De manera similar, cuando las enseñanzas cristianas se han distanciado de su esencia o base original, su capacidad para transformar vidas y ofrecer "salvación" (en el sentido de liberación, sanación e iluminación) disminuye drásticamente.
¿Cómo se Volvió Insípida la Sal Cristiana?
Cristalización de la Verdad: Al igual que la advertencia sobre no "cristalizar la verdad en formas establecidas, seguras y honradas" (176:3.7), el cristianismo, en muchas de sus expresiones históricas y contemporáneas, ha tendido a dogmatizar en exceso. La preocupación por la ortodoxia y la preservación de doctrinas fijas ha llevado a menudo a la supresión de la imaginación creativa y a un temor a la innovación en la expresión de la fe. Se priorizó la forma sobre la esencia, y la repetición de credos y ritos vacíos reemplazó la experiencia espiritual viva.
Repetición Intelectual sin Conexión Real: Cuando la enseñanza se convierte en una "repetición de cotorra de conceptos de forma intelectual", sin análisis ni conexiones con la realidad cotidiana, el mensaje se vuelve hueco. Muchas veces, la predicación se ha limitado a citar pasajes bíblicos o teológicos sin profundizar en su relevancia para los desafíos modernos o sin aplicarlos a las experiencias personales de los individuos. Esto crea una disonancia entre la fe profesada y la vida vivida, llevando a la apatía y al desinterés.
Miedo a la Innovación y Falta de Aplicación Viva: El temor a todo "nuevo proyecto que trata de innovar mientras que pone en práctica los valores supremos" ha sido un obstáculo significativo. En lugar de ser un movimiento dinámico y adaptable, el cristianismo, en ciertos periodos, se ha resistido al cambio y a la integración de nuevos conocimientos o perspectivas. La obsesión por "preservar la verdad intacta" a menudo se traduce en una resistencia a conectar las enseñanzas con los avances científicos, sociales o filosóficos, haciendo que la fe parezca anticuada e irrelevante.
Enfoque en la Forma en Lugar de la Esencia: Cuando las "presentaciones y proyectos son copias unos de otros" y se limitan a citas, sin un análisis profundo ni conexiones con la realidad, la fe se convierte en un ritual vacío. La "obsesión por preservar la verdad intacta" sin infundirle vida a través de la experiencia personal y el servicio desinteresado lleva a que la sal pierda su sabor. La verdad no es algo para ser meramente memorizado o recitado, sino algo para ser "enaltecido al pasar por vuestra experiencia personal" (176:3.7), produciendo nuevos frutos espirituales.
La Llamada a Reactivar el Sabor
El desafío es claro: para que cualquier revelación, incluida la cristiana, mantenga su "gusto de salvación", debe ser viva, dinámica y aplicable. Debe fomentar la creatividad, la exploración y la conexión genuina con la realidad y las necesidades humanas. La verdad no es un monolito inmutable, sino una fuente de inspiración que debe ser ministrada libremente y multiplicada al ser dada (176:3.10), permitiendo que su luz crezca y se manifieste de maneras siempre nuevas y relevantes.
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