RELACIÓN ENTRE LA CIENCIA Y LA FILOSOFÍA
“El modelo de los verdaderos valores ha de buscarse en el mundo espiritual y en los
niveles divinos de la realidad eterna. Para un mortal ascendente, todas las normas más
bajas y materiales deben ser consideradas como transitorias, parciales e inferiores. El
científico, como tal, está limitado a descubrir la conexión entre los hechos materiales.
Técnicamente, no tiene derecho a afirmar que es materialista o idealista, porque al
hacerlo se supone que abandona la actitud de un verdadero científico, ya que todas y cada
una de estas tomas de posición son la esencia misma de la filosofía.
A menos que la perspicacia moral y el logro espiritual de la humanidad aumenten
proporcionalmente, el progreso ilimitado de una cultura puramente materialista puede
acabar transformándose en una amenaza para la civilización. Una ciencia puramente
materialista alberga dentro de sí la semilla potencial de la destrucción de todo esfuerzo
científico, porque este tipo de conducta es el presagio del colapso final de una
civilización que ha abandonado su sentido de los valores morales y ha repudiado su meta
de realización espiritual.
El científico materialista y el idealista extremo están destinados a enfrentarse
continuamente. Esto no es aplicable a aquellos científicos e idealistas que poseen un
modelo común de valores morales elevados y de niveles de prueba espirituales. En todas
las épocas, los científicos y las personas religiosas deben reconocer que pasan por el
juicio del tribunal de las necesidades humanas. Deben evitar todo tipo de lucha entre
ellos, mientras se esfuerzan valientemente por justificar su supervivencia mediante una
mayor devoción al servicio del progreso humano. Si la pretendida ciencia o la pretendida
religión de una época cualquiera es falsa, entonces deberá purificar sus actividades o bien
desaparecer ante el surgimiento de una ciencia material o de una religión espiritual de un
orden más auténtico y más digno”ASPECTOS CONCLUYENTES
- Las religiones del mundo tienen un origen doble: natural y revelado.
- En todo momento se pueden encontrar, en cualquier pueblo, tres formas distintas de
devoción religiosa. Estas tres manifestaciones del impulso religioso son: a) La
religión primitiva o propensión seminatural e instintiva a tener miedo de las
energías misteriosas y a adorar las fuerzas superiores; es principalmente una
religión de la naturaleza física, la religión del miedo. b) La religión de la
civilización. Presenta los conceptos y las prácticas religiosos progresivos de las
razas que se civilizan —la religión de la mente— la teología intelectual basada en
la autoridad de la tradición religiosa establecida. c) La verdadera religión porque
revela los valores sobrenaturales, y es un atisbo parcial de las realidades eternas, la
vislumbre de la bondad y la belleza del carácter infinito del Padre que está en los
cielos. Se trata de la religión del espíritu tal como se presenta en la experiencia
humana.
- No debemos menospreciar la religión de los sentidos físicos y de los temores
supersticiosos del hombre común, como fase necesaria en el desarrollo de la
humanidad, aunque es deplorable el hecho de que sobrevivan tantos elementos de
esta forma primitiva de adoración en las prácticas religiosas de muchas razas
civilizadas.
- Existe una gran diferencia entre la religión de la mente y la religión del espíritu,
pues mientras que la primera está sostenida por la autoridad eclesiástica, la segunda
está enteramente basada en la experiencia individual.
- Hasta que la humanidad se vuelva sumamente inteligente y más completamente
civilizada, seguirán existiendo muchas de esas ceremonias infantiles y
supersticiosas que son tan características de las prácticas religiosas evolutivas de
los pueblos primitivos y atrasados.
- Hasta que la raza humana no alcance el nivel de un reconocimiento más elevado y
más general de las realidades de la experiencia espiritual, un gran número de
hombres y mujeres continuarán mostrando su preferencia personal por esas
religiones de autoridad que sólo requieren un asentimiento intelectual, en contraste
con la religión del espíritu, que implica una participación activa de la mente y del
alma en la aventura de la fe consistente en luchar con las realidades rigurosas de la
experiencia humana progresiva.
- La aceptación de las religiones tradicionales de autoridad representa la salida fácil
para el impulso que siente el ser humano de intentar satisfacer las ansias de su
naturaleza espiritual.
- Las religiones de autoridad, asentadas, cristalizadas y establecidas, proporcionan un
refugio disponible donde las almas trastornadas y angustiadas pueden huir cuando
se sienten abrumadas por el miedo y atormentadas por la incertidumbre. Como
precio a pagar por las satisfacciones y las seguridades que proporciona, una religión
así sólo exige a sus devotos un asentimiento pasivo y puramente intelectual.
- En la tierra vivirán durante mucho tiempo esos individuos tímidos, miedosos e
indecisos que preferirán obtener de esta manera sus consuelos religiosos, aunque al
ligar su suerte con las religiones de autoridad, comprometen la soberanía de su
personalidad, degradan la dignidad de su autoestima, y renuncian por completo al
derecho de participar en la más emocionante e inspiradora de todas las experiencias
humanas posibles: la búsqueda personal de la verdad, el regocijo de afrontar los
peligros del descubrimiento intelectual, la determinación de explorar las realidades
de la experiencia religiosa personal, la satisfacción suprema de experimentar el
triunfo personal de conseguir realmente la victoria de la fe espiritual sobre las
dudas intelectuales, una victoria que se gana honradamente durante la aventura
suprema de toda la existencia humana —el individuo a la búsqueda de Dios, por sí
mismo y como tal humano, y que lo encuentra.
- La religión del espíritu significa esfuerzo, lucha, conflicto, fe, determinación, amor,
lealtad y progreso.
- La religión de la mente —la teología de la autoridad— exige pocos o ninguno de
estos esfuerzos a sus creyentes formales. La tradición es un refugio seguro y un
sendero fácil para las almas temerosas y sin entusiasmo que rehuyen
instintivamente las luchas espirituales y las incertidumbres mentales que
acompañan a esos viajes, en la fe, de aventuras atrevidas por los altos mares de la
verdad inexplorada, en búsqueda de las orillas muy lejanas de las realidades
espirituales, tal como éstas pueden ser descubiertas por la mente humana
progresiva, y experimentadas por el alma humana en evolución.
- Los jefes religiosos han formulado un sistema establecido de creencias
intelectuales, una religión de autoridad, con las diversas doctrinas de sus
instructores tradicionales y de los profetas de antaño. Todo ese tipo de religiones
recurre principalmente a la mente.
- El Cristianismo auténtico entra en un conflicto implacable con ese tipo de religión,
puesto que proclama audazmente una religión que apela principalmente al espíritu
divino del Padre que reside en la mente del hombre; una religión que obtiene su
autoridad de los frutos de la aceptación individual, unos frutos que aparecen en la
experiencia personal de todos los que se convierten en creyentes reales y sinceros
de las verdades de esta comunión espiritual superior.
- Muchos prefieren elegir el sendero fácil del conformismo de alguna religión
establecida y fosilizada, en lugar de sufrir las dificultades y persecuciones que
acompañan a la misión de proclamar un camino mejor de salvación para los
hombres, mientras se obtiene la satisfacción de descubrir, por cada uno de
nosotros, las bellezas de las realidades de una experiencia viviente y personal de las
verdades eternas y de las grandezas supremas.
- El reino de los cielos está el corazón de cada ser humano.
- Cada individuo se queda a solas con el Padre, y encuentra allí la respuesta no
emotiva que descubre la actitud verdadera y sincera del alma, expresa esa respuesta
de manera franca y audaz al Padre, cuya vida infinita de amor es el espíritu mismo
de la religión que proclamó Jesús.
Consultar o recordar el artículo “Astronomía y el Superuniverso” de Troy R. Bíshop (c)
1982, para constatar parte de la trascendencia de la información vertida en El Libro de
Urantia.
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Extra:
El libro de Urantia
Edición
1999
ESCRITO 195
6. EL MATERIALISMO
2076:6 195:6.1 Los científicos han precipitado involuntariamente a la humanidad
hacia un pánico materialista; han desencadenado un asedio irreflexivo al banco
moral de los siglos, pero este banco de la experiencia humana tiene enormes
recursos espirituales; puede soportar las demandas que se le hagan. Sólo los
hombres irreflexivos se dejan llevar por el pánico con respecto a los activos
espirituales de la raza humana. Cuando el pánico laico-materialista haya pasado,
la religión de Jesús no se encontrará en bancarrota. El banco espiritual del reino
de los cielos pagará con fe, esperanza y seguridad moral a todos los que recurran a
él "en Su nombre".
2076:7 195:6.2 Cualquiera que sea el conflicto aparente entre el materialismo y las
enseñanzas de Jesús, podéis estar seguros de que las enseñanzas del Maestro
triunfarán plenamente en las eras por venir. En realidad, la verdadera religión no
puede meterse en ninguna controversia con la ciencia, pues no se ocupa en
absoluto de las cosas materiales. A la religión, la ciencia le resulta sencillamente
indiferente, aunque es comprensiva con ella, mientras que se interesa
supremamente por el científico.
2076:8 195:6.3 La búsqueda del simple conocimiento, sin la interpretación
concomitante de la sabiduría y la perspicacia espiritual de la experiencia religiosa,
conduce finalmente al pesimismo y a la desesperación humana. Un conocimiento
limitado es realmente desconcertante.
2076:9 195:6.4 En el momento de escribir este documento, lo peor de la era
materialista ha pasado; ya está empezando a despuntar el día de una mejor
comprensión. Las mejores mentes del mundo científico han dejado de tener una
filosofía totalmente materialista, pero la gente común y corriente se inclina
todavía en esa dirección a consecuencia de las enseñanzas anteriores. Pero esta
era de realismo físico sólo es un episodio transitorio en la vida del hombre en la
tierra. La ciencia moderna ha dejado intacta a la verdadera religión —las
enseñanzas de Jesús tal como se traducen en la vida de sus creyentes. Todo lo que
la ciencia ha hecho es destruir las ilusiones infantiles de las falsas interpretaciones
de la vida.
2077:1 195:6.5 En lo que se refiere a la vida del hombre en la tierra, la ciencia es
una experiencia cuantitativa y la religión una experiencia cualitativa. La ciencia se
ocupa de los fenómenos; la religión, de los orígenes, los valores y las metas.
Indicar que las causas son una explicación de los fenómenos físicos equivale a
confesar que se ignoran los factores últimos, y al final sólo conduce al científico
directamente de vuelta a la gran causa primera —al Padre Universal del Paraíso.
2077:2 195:6.6 El paso violento de una era de milagros a una era de máquinas ha
resultado ser enteramente perturbador para el hombre. El ingenio y la habilidad de
las falsas filosofías mecanicistas desmienten sus mismas opiniones mecanicistas.
La agilidad fatalista de la mente de un materialista contradice para siempre sus
afirmaciones de que el universo es un fenómeno energético ciego y carente de
finalidad.
2077:3 195:6.7 Tanto el naturalismo mecanicista de algunos hombres supuestamente
instruidos como el laicismo irreflexivo del hombre de la calle se ocupan
exclusivamente de cosas; están desprovistos de todo verdadero valor, sanción y
satisfacción de naturaleza espiritual, y también están exentos de fe, de esperanza y
de seguridades eternas. Uno de los grandes problemas de la vida moderna es que
el hombre se cree demasiado ocupado como para encontrar tiempo para la
meditación espiritual y la devoción religiosa.
2077:4 195:6.8 El materialismo reduce al hombre a un estado de autómata sin alma,
y lo convierte en un simple símbolo aritmético que ocupa un lugar impotente en la
fórmula matemática de un universo realista y mecanicista. Pero, ¿de dónde viene
todo este inmenso universo de matemáticas, sin un Maestro Matemático? La
ciencia puede discurrir sobre la conservación de la materia, pero la religión valida
la conservación del alma de los hombres —se ocupa de su experiencia con las
realidades espirituales y los valores eternos.
2077:5 195:6.9 El sociólogo materialista de hoy examina una comunidad, hace un
informe sobre ella y deja a la gente tal como las encontró. Hace mil novecientos
años, unos galileos ignorantes observaron a Jesús dar su vida como aportación
espiritual a la experiencia interior del hombre, y luego salieron y trastocaron todo
el imperio romano.
2077:6 195:6.10 Pero los dirigentes religiosos cometen un grave error cuando
intentan llamar al hombre moderno a la lucha espiritual al son de las trompetas de
la Edad Media. La religión debe proveerse de lemas nuevos y actualizados. Ni la
democracia ni ninguna otra panacea política podrán reemplazar el progreso
espiritual. Las falsas religiones pueden representar una evasión de la realidad,
pero Jesús, en su evangelio, puso al hombre mortal en la entrada misma de una
realidad eterna de progreso espiritual.
2077:7 195:6.11 Decir que la mente "surgió" de la materia no explica nada. Si el
universo fuera simplemente un mecanismo y la mente fuera inseparable de la
materia, nunca tendríamos dos interpretaciones diferentes de cualquier fenómeno
observado. Los conceptos de la verdad, la belleza y la bondad no son inherentes ni
a la física ni a la química. Una máquina no puede conocer, y mucho menos
conocer la verdad, tener hambre de rectitud y apreciar la bondad.
2077:8 195:6.12 La ciencia puede ser física, pero la mente del científico que
discierne la verdad es al mismo tiempo supramaterial. La materia no conoce la
verdad, ni puede amar la misericordia ni deleitarse con las realidades espirituales.
Las convicciones morales basadas en la iluminación espiritual y arraigadas en la
experiencia humana son tan reales y seguras como las deducciones matemáticas
basadas en las observaciones físicas, pero se encuentran en un nivel diferente y
más elevado.
2077:9 195:6.13 Si los hombres sólo fueran unas máquinas, reaccionarían de manera
más o menos uniforme a un universo material. No existiría la individualidad, y
mucho menos la personalidad.
2077:10 195:6.14 El hecho del mecanismo absoluto del Paraíso en el centro del
universo de universos, en presencia de la volición incondicionada del Origen-Centro Segundo, asegura para siempre que los determinantes no son la ley
exclusiva del cosmos. El materialismo está ahí, pero no es exclusivo; el
mecanismo está ahí, pero no es incondicionado; el determinismo está ahí, pero no
está solo.
2078:1 195:6.15 El universo finito de la materia se volvería finalmente uniforme y
determinista si no fuera por la presencia combinada de la mente y el espíritu. La
influencia de la mente cósmica inyecta constantemente espontaneidad incluso en
los mundos materiales.
2078:2 195:6.16 En cualquier aspecto de la existencia, la libertad o la iniciativa es
directamente proporcional al grado de influencia espiritual y de control de la
mente cósmica; es decir, en la experiencia humana, al grado en que se hace
realmente "la voluntad del Padre". Así pues, una vez que habéis empezado a
descubrir a Dios, ésta es la prueba decisiva de que Dios ya os ha encontrado.
2078:3 195:6.17 La búsqueda sincera de la bondad, la belleza y la verdad conduce a
Dios. Y todo descubrimiento científico demuestra la existencia tanto de la libertad
como de la uniformidad en el universo. El descubridor era libre de hacer su
descubrimiento. La cosa descubierta es real y aparentemente uniforme, pues de
otro modo no hubiera podido ser conocida como cosa.
7. LA VULNERABILIDAD DEL MATERIALISMO
2078:4 195:7.1 Qué insensatez la del hombre con mentalidad materialista cuando
permite que unas teorías tan vulnerables como las de un universo mecanicista le
priven de los enormes recursos espirituales de la experiencia personal de la
verdadera religión. Los hechos nunca están reñidos con la auténtica fe espiritual;
las teorías sí pueden estarlo. La ciencia haría mejor en dedicarse a destruir la
superstición, en lugar de intentar aniquilar la fe religiosa —la creencia humana en
las realidades espirituales y los valores divinos.
2078:5 195:7.2 La ciencia debería hacer materialmente por el hombre lo que la
religión hace espiritualmente por él: ampliar el horizonte de la vida y engrandecer
su personalidad. La verdadera ciencia no puede tener ninguna discrepancia
duradera con la verdadera religión. El "método científico" es simplemente una
vara intelectual para medir las aventuras materiales y los logros físicos. Pero
como es material y enteramente intelectual, es totalmente inútil para evaluar las
realidades espirituales y las experiencias religiosas.
2078:6 195:7.3 La contradicción del mecanicista moderno es la siguiente: Si este
universo fuera simplemente material y el hombre sólo fuera una máquina, ese
hombre sería enteramente incapaz de reconocerse como tal máquina; además, un
hombre-máquina así sería totalmente inconsciente del hecho de que existe dicho
universo material. El desaliento y la desesperación materialista de una ciencia
mecanicista no han logrado reconocer el hecho de que la mente del científico está
habitada por el espíritu, aunque la perspicacia supramaterial del científico es
precisamente la que formula estos conceptos erróneos y contradictorios en sí
mismos de un universo materialista.
2078:7 195:7.4 Los valores paradisiacos de eternidad e infinidad, de verdad, belleza
y bondad, están escondidos dentro de los hechos de los fenómenos de los
universos del tiempo y del espacio. Pero es necesario el ojo de la fe de un mortal
nacido del espíritu para detectar y discernir estos valores espirituales.
2078:8 195:7.5 Las realidades y los valores del progreso espiritual no son una
"proyección psicológica" —un simple sueño despierto y glorificado de la mente
material. Estas cosas son las previsiones espirituales del Ajustador interior, del
espíritu de Dios que vive en la mente del hombre. No dejéis que vuestros
escarceos en los descubrimientos ligeramente vislumbrados de la "relatividad"
alteren vuestros conceptos de la eternidad y de la infinidad de Dios. Y en todas
vuestras tentativas relacionadas con la necesidad de expresaros, no cometáis el
error de omitir la expresión del Ajustador, la manifestación de vuestro yo real y
mejor.
2079:1 195:7.6 Si este universo sólo fuera material, el hombre material nunca sería
capaz de llegar al concepto del carácter mecanicista de una existencia tan
exclusivamente material. Este mismo concepto mecanicista del universo es, en sí
mismo, un fenómeno no material de la mente, y toda mente es de origen no
material, por mucho que pueda dar la impresión de estar condicionada
materialmente y controlada mecánicamente.
2079:2 195:7.7 El mecanismo mental parcialmente evolucionado del hombre mortal
no está muy dotado de coherencia ni de sabiduría. La presunción del hombre
sobrepasa a menudo su razón y elude su lógica.
2079:3 195:7.8 El mismo pesimismo del materialista más pesimista es, en sí y por sí
mismo, una prueba suficiente de que el universo del pesimista no es totalmente
material. Tanto el optimismo como el pesimismo son unas reacciones
conceptuales que se producen en una mente que es consciente de los valores así
como de los hechos. Si el universo fuera realmente lo que el materialista
considera que es, entonces el hombre, como máquina humana, estaría privado de
todo reconocimiento consciente de ese mismo hecho. Sin la conciencia del
concepto de los valores dentro de la mente nacida del espíritu, el hombre no
podría reconocer de ninguna manera el hecho del materialismo universal ni los
fenómenos mecanicistas de la acción del universo. Una máquina no puede ser
consciente de la naturaleza ni del valor de otra máquina.
2079:4 195:7.9 Una filosofía mecanicista de la vida y del universo no puede ser
científica, porque la ciencia sólo reconoce y trata de los objetos materiales y de
los hechos. La filosofía es inevitablemente supercientífica. El hombre es un hecho
material de la naturaleza, pero su vida es un fenómeno que trasciende los niveles
materiales de la naturaleza, porque manifiesta los atributos controladores de la
mente y las cualidades creativas del espíritu.
2079:5 195:7.10 El esfuerzo sincero del hombre por volverse mecanicista representa
el fenómeno trágico del empeño inútil de ese hombre por suicidarse intelectual y
moralmente. Pero no puede conseguirlo.
2079:6 195:7.11 Si el universo sólo fuera material y el hombre solamente una
máquina, no existiría ninguna ciencia que animara al científico a postular esta
mecanización del universo. Las máquinas no pueden medirse, clasificarse ni
evaluarse a sí mismas. Esta tarea científica sólo podría ejecutarla una entidad con
estatus de supermáquina.
2079:7 195:7.12 Si la realidad del universo no es más que una inmensa máquina,
entonces el hombre debe estar fuera del universo y separado de él para poder
reconocer este hecho y ser consciente de la perspicacia de esta evaluación.
2079:8 195:7.13 Si el hombre sólo es una máquina, ¿qué técnica utiliza para llegar a
creer o a pretender saber que sólo es una máquina? La experiencia de evaluarse
conscientemente a sí mismo nunca es atributo de una simple máquina. Un
mecanicista declarado y consciente de sí mismo es la mejor respuesta posible al
mecanismo. Si el materialismo fuera un hecho, no podría existir ningún
mecanicista consciente de sí mismo. También es cierto que primero hay que ser
una persona moral antes de poder realizar actos inmorales.
2079:9 195:7.14 La pretensión misma del materialismo implica una conciencia
supermaterial de la mente que se atreve a afirmar tales dogmas. Un mecanismo
puede deteriorarse, pero nunca puede progresar. Las máquinas no piensan, ni
crean, ni sueñan, ni aspiran a algo, ni idealizan, ni tienen hambre de verdad o sed
de rectitud. No motivan su vida con la pasión de servir a otras máquinas y escoger
como meta de su progreso eterno la sublime tarea de encontrar a Dios y de
esforzarse en ser como él. Las máquinas nunca son intelectuales, emotivas,
estéticas, éticas, morales ni espirituales.
2079:10 195:7.15 El arte prueba que el hombre no es mecánico, pero no prueba que
sea espiritualmente inmortal. El arte es la morontia humana, el terreno intermedio
entre el hombre material y el hombre espiritual. La poesía es un esfuerzo por huir
de las realidades materiales hacia los valores espirituales.
2080:1 195:7.16 En una civilización elevada, el arte humaniza a la ciencia, y es
espiritualizado a su vez por la verdadera religión —la comprensión de los valores
espirituales y eternos. El arte representa la evaluación humana y espacio-temporal
de la realidad. La religión es el abrazo divino de los valores cósmicos y conlleva
un progreso eterno en la ascensión y la expansión espirituales. El arte temporal
sólo es peligroso cuando se vuelve ciego a los modelos espirituales de los
arquetipos divinos que la eternidad refleja como sombras temporales de la
realidad. El arte verdadero es la manipulación eficaz de las cosas materiales de la
vida; la religión es la transformación ennoblecedora de los hechos materiales de la
vida, y nunca deja de evaluar el arte en el sentido espiritual.
2080:2 195:7.17 ¡Cuán insensato es suponer que un autómata pueda concebir una
filosofía del automatismo, y cuán ridículo es creer que podría formarse un
concepto así de otros compañeros autómatas!
2080:3 195:7.18 Cualquier interpretación científica del universo material carece de
valor a menos que asegure un debido reconocimiento al científico. Ninguna
apreciación del arte es auténtica a menos que conceda un reconocimiento al
artista. Ninguna evaluación de la moral es válida a menos que incluya al
moralista. Ningún reconocimiento de la filosofía es edificante si ignora al
filósofo, y la religión no puede existir sin la experiencia real de la persona
religiosa que, en esta experiencia misma y a través de ella, intenta encontrar a
Dios y conocerlo. Del mismo modo, el universo de universos carece de
trascendencia separado del YO SOY, el Dios infinito que lo ha hecho y lo
gobierna sin cesar.
2080:4 195:7.19 Los mecanicistas —los humanistas— tienden a ir a la deriva con las
corrientes materiales. Los idealistas y los espiritualistas se atreven a utilizar sus
remos con inteligencia y vigor a fin de modificar el curso, en apariencia
puramente material, de las corrientes de energía.
2080:5 195:7.20 La ciencia vive gracias a las matemáticas de la mente; la música
expresa el ritmo de las emociones. La religión es el ritmo espiritual del alma, en
armonía espacio-temporal con las medidas melódicas superiores y eternas de la
Infinidad. La experiencia religiosa es algo verdaderamente supermatemático en la
vida humana.
2080:6 195:7.21 En el lenguaje, el alfabeto representa el mecanismo del
materialismo, mientras que las palabras que expresan el significado de mil
pensamientos, grandes ideas y nobles ideales —de amor y de odio, de cobardía y
de valor— representan las actuaciones de la mente dentro del alcance definido por
la ley tanto material como espiritual, unas actuaciones dirigidas por la afirmación
de la voluntad de la personalidad, y limitadas por la dotación inherente a la
situación.
2080:7 195:7.22 El universo no se parece a las leyes, los mecanismos y las
constantes que descubre el científico, y que llega a considerar como ciencia, sino
que se parece más bien al científico curioso que piensa, escoge, crea, combina y
discrimina, que observa así los fenómenos del universo y clasifica los hechos
matemáticos inherentes a las fases mecanicistas del aspecto material de la
creación. El universo tampoco se parece al arte del artista, sino más bien al artista
que se esfuerza, sueña, aspira, progresa e intenta trascender el mundo de las cosas
materiales, en un esfuerzo por alcanzar una meta espiritual.
2080:8 195:7.23 Es el científico, y no la ciencia, el que percibe la realidad de un
universo de energía y materia en evolución y progreso. Es el artista, y no el arte,
el que demuestra la existencia del mundo morontial transitorio interpuesto entre la
existencia material y la libertad espiritual. Es la persona religiosa, y no la religión,
la que prueba la existencia de las realidades del espíritu y de los valores divinos
que se habrán de encontrar durante el progreso en la eternidad.
-Fin-