65:3.3 (733.9) Se os ha informado que los mortales de Urantia evolucionaron a través del desarrollo de la rana primitiva, y que esta cepa ascendente, llevada en potencia dentro de una sola rana, por poco se escapó de la extinción en cierta ocasión. Pero, no ha de desprenderse de ahí que la evolución del género humano se hubiese terminado por una casualidad en esta coyuntura. En ese mismo momento observábamos y fomentábamos no menos de mil variedades de vida diferentes que estaban situadas en emplazamientos remotos y que estaban transformándose por mutaciones; bien pudieran haberse encaminado hacia distintos modelos del desarrollo prehumano. Esta misma rana atávica representó nuestra tercera selección, habiendo perecido las dos especies de vida anteriores a despecho de todos nuestros esfuerzos para conservarlas.
Nuevos estudios de la Universidad Howard de Washington y la Sorbona en París han revelado nuevos atavismos humanos, restos de anatomía que la evolución nunca abandonó por completo, que ayudan a explicar cómo evolucionó el cuerpo humano.
Escáneres médicos revelaron que los embriones humanos en el útero desarrollan músculos en sus manos similares a los reptiles que desaparecerán antes de nacer,publicado el en la revista Development.
“Solía ser que teníamos una mejor comprensión del desarrollo temprano de peces, ranas, gallinas y ratones que en nuestra propia especie, pero estas nuevas técnicas nos permiten ver el desarrollo humano con mucho mayor detalle”, dice el biólogo evolutivo de la Universidad de Howard, Rui Diogo.
Ya que, los investigadores observaron que un tercio de los músculos de las manos y los pies del embrión simplemente se marchitaron con el paso de los días o se fusionaron con sus vecinos. Crucialmente, el hecho de que algunos de ellos existan en nuestra vida es un poco sorprendente.
Esto es porque se pensaba que los músculos llamados dorsometacarpales habían desaparecido de los mamíferos con la evolución hace aproximadamente unos 250 millones de años. Asimismo, este estudio también desafía la suposición que las extremidades inferiores son más o menos copias de nuestras extremidades superiores.
En la mayoría de nosotros, los músculos se disuelven mucho antes de nacer, pero estos restos “reptilianos” todavía se pueden encontrar en algunos adultos.
Encontrar los rastros débiles de los músculos antiguos al principio de nuestro desarrollo agrega detalles cruciales a la historia de nuestra evolución. Diogo explicó a Michelle Roberts de la BBC, la forma en que los organismos se adaptan no es un simple proceso de descartar un plan antiguo a favor de uno nuevo.
“Probablemente, no podemos simplemente decir en evolución, Mira, eliminaré desde cero, desde el día cero, el músculo irá a los dígitos dos, tres, cuatro, cinco, y simplemente mantendré el que va al pulgar'”.
Para agregar a la complejidad, los investigadores señalaron que los adultos con ciertos trastornos cromosómicos no pierden estos músculos. Esto se puede ver reflejado como una variación aparentemente saludable o como resultado de una malformación congénita.
“Esto refuerza la idea de que tanto las variaciones musculares como las patologías pueden estar relacionadas con el desarrollo embrionario retrasado o detenido, en este caso tal vez un retraso o disminución de la apoptosis muscular, y ayuda a explicar por qué estos músculos se encuentran ocasionalmente en personas adultas”, dice Diogo .
Es por esta razón que el estudio necesita ser replicado a mayor escala antes de que se puedan sacar grandes conclusiones, enfatizó Chédotal.
Resulta interesante pensar que los trastornos cromosómicos serían una prueba de la evolución que tuvo la vida a partir de su implantación en el planeta y que los científicos actuales pueden llegar a la conclusión de que provenimos de los reptiles en base a las verificaciones que hagan en sus próximos estudios.
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