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sábado, 6 de julio de 2024

LA VERDAD SOBRE EL ESPIRITUALISMO (14)

 2:6 Fantasmas - Miedo a los Muertos



Sería muy difícil encontrar a alguien que no recordara los escalofríos que recorrían la espina dorsal de los jóvenes cuando se sentaban junto a la chimenea en las largas noches de invierno y escuchaban "historias de fantasmas", ya que sus jóvenes mentes habían grabado indeleblemente en ellas las narraciones de casas encantadas; y con el paso de los años se añadieron a esta tradición de fantasmas las historias de golpes en la cama, movimientos de mesas y otras historias espeluznantes y angustiosas, todas ellas más o menos creídas por quienes las contaban. 

Es cierto que la historia de fantasmas se ha contado a veces como tal, pero es un hecho demasiado cierto que muchas de estas tonterías han sido creídas por el ciudadano corriente; en cualquier caso, estas narraciones sirven para causar una profunda impresión en la mente juvenil y sirven para completar la preparación minuciosa del suelo y el subsuelo del intelecto humano para posteriores tendencias espiritistas (espiritualista). 

Desde su más tierna memoria, los niños recuerdan que sus mayores manifiestan un miedo peculiar a las personas muertas. Tantas veces han oído decir a alguien de la familia o a sus amigos que "por nada del mundo se quedarían en la habitación, a solas, con un muerto". El muchacho o la muchacha promedio crecen con un miedo tan exagerado a la muerte y a las personas muertas que a menudo apenas pueden ser persuadidos de tocar el cuerpo de una persona muerta. Y todo este temor antinatural y artificial a la muerte y a los cadáveres que se ha cultivado, desde tiempos inmemoriales, sirve para desarrollar, en la mente en crecimiento de nuestra juventud, una psicología base que sirve totalmente a los propósitos de los propagandistas espiritistas (espiritualistas). 

Este miedo injustificado a los muertos produce ese estado de temor mental que tan fácilmente contribuye a esa credulidad y superstición que es tan esencial para preparar la mente, en la vida posterior, para los engaños y delirios de los fenómenos espiritistas. 

La creencia en los fantasmas es, pues, el último escalón en el jardín de infancia del espiritismo. Sirve para reforzar aquellas influencias que invariablemente tenderán a hacer atractivo el espiritismo para los miembros poco profundos e irreflexivos de nuestra población. Cuando se cree en los fantasmas se está casi preparado, psicológicamente hablando, para salir de la clase de jardín de infantes de los espiritualista, y se está calificado para tomar el curso ulterior en el grado de lo que podría llamarse la "Escuela Común del Espiritualismo." 

Fuente: https://ubhs.hosted-by-files.com/docs/H/hg19231101_sadlerw_109.pdf

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