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martes, 17 de enero de 2017

La Historia de las torres de Babel




Tras la sumersión de Dalamatia, los noditas se trasladaron hacia el norte y el este, y al cabo fundaron como sede central racial y cultural, la ciudad nueva de Dilmún. Y cerca de cincuenta mil años después de la muerte de Nod, cuando la prole del séquito del Príncipe había llegado a ser demasiado numerosa como para subsistir en las tierras circunvecinas inmediatas a su ciudad nueva de Dilmún, y después de que habían expandido sus dominios emparentándose con las tribus andonitas y sangik contiguas a las fronteras de su territorio, se les ocurrió a sus dirigentes que deberían tomar medidas para preservar su unidad racial. Por consiguiente, se convocó un consejo de las tribus, y tras muchas deliberaciones, se adoptó el plan de Bablot, un descendiente de Nod.


Bablot propuso erigir un ostentoso templo a la glorificación racial en el centro del territorio que ocupaban en ese entonces. La torre de este templo no tendría igual en el mundo. Habría de ser un imponente monumento conmemorativo a su grandiosidad pasajera. Muchas personas deseaban que este monumento se levantara en Dilmún, pero otras, recordando las tradiciones de la inundación de su primera capital, Dalamatia, argüían que una estructura tan grande se debería emplazar a salvo de los peligros del mar.


Bablot pretendió que los edificios nuevos se convirtieran en núcleo del futuro centro de cultura y civilización noditas. Prevaleció al fin su designio, y se comenzó a construir de acuerdo con su esquema. La ciudad nueva habría de llamarse Bablot, en honor al arquitecto y constructor de la torre. Este lugar, más adelante, llegó a conocerse por el nombre de Bablot y, con el tiempo, por el de Babel.

Pero, entre los noditas, seguía habiendo discrepancias de opinión con respecto a los planes y propósitos de esta empresa. Tampoco estaban sus dirigentes totalmente de acuerdo en cuanto a los planos de construcción ni al uso de los edificios una vez construidos. A los cuatro años y medio de haberse iniciado la obra de construcción, estalló una gran disputa sobre el objetivo y motivo por los que se edificaba la torre. Tan enconada se puso la polémica que se paró toda construcción. Los portadores de alimento difundieron la noticia de la disensión, y fue congregándose en el emplazamiento de las obras una multitud proveniente de las tribus. Se expusieron las tres opiniones divergentes sobre el propósito por el que se levantaba la torre.

1. El grupo más grande, casi cincuenta por ciento, deseaba que se construyera la torre como monumento conmemorativo a la historia y superioridad racial nodita. Pensaban que debería ser una estructura grande e imponente que incitara la admiración de todas las generaciones futuras.

2. La segunda facción quería que se concibiera la torre para conmemorar la cultura de Dilmún. Previeron que Bablot llegaría a ser un gran centro de comercio, arte y manufactura.

3. El grupo más pequeño y minoritario sostenía que la construcción de la torre ofrecía una oportunidad para expiar el desatino de sus progenitores que habían participado en la rebelión de Caligastia. Opinaban que la torre debería consagrarse a la adoración del Padre de todo, que todo el propósito de la ciudad nueva debería ser lo de asumir la posición de Dalamatia —funcionar como el centro cultural y religioso para los bárbaros vecinos.

Inmediatamente fue derrotado por votación el grupo religioso. La mayoría rechazó la doctrina de que sus antepasados hubiesen sido culpables de rebelión; les ofendía semejante estigma racial. Tras haber descartado uno de los tres puntos de vista de la disputa, y no logrando dirimir los otros dos por debate, incurrieron en la lucha. Los religiosos, los no combatientes, huyeron a sus hogares en el sur, en tanto que sus prójimos lucharon hasta quedar casi aniquilados.

Hace alrededor de doce mil años, se hizo un segundo esfuerzo por erigir la torre de Babel. Las razas combinadas de los anditas (noditas con adanitas) se propusieron levantar un nuevo templo sobre las ruinas de la primera estructura, pero no había suficiente respaldo para la empresa; se vino abajo por su propio peso pomposo. Durante mucho tiempo se conoció esta región con el nombre de la tierra de Babel.

Estos conquistadores de Mesopotamia llevaban entre sus efectivos gran parte de la mejor cepa andita de las razas mestizas norteñas de Turquestán, incluyendo un poco de la cepa adansonita. Estas tribus menos avanzadas pero más vigorosas del norte pronto asimilaron voluntariamente los restos de la civilización mesopotámica y en este momento llegaron a convertirse en aquellos pueblos mestizos que se encuentran en el valle del Eufrates al principio de los anales de la historia. No tardaron en resucitar muchas fases de la civilización pasajera de Mesopotamia, adoptando las artes de las tribus del valle y gran parte de la cultura de los sumerios. Incluso procuraron construir una tercera torre de Babel y más tarde adoptaron el término como nombre de su nación.

Fuente: El libro de Urantia

Babel y la Toerre de Babel (de Wikipedia)


La Torre de Babel (en hebreo, מגדל בבל‎ Migdal Babel; y en griego antiguo Πύργος τῆς Βαβέλ, Pirgos tēs Babel) es una significativa edificación mencionada en el judeocristiano, la cual fue construida por los hombres en tiempos inmemoriales y que se suele asociar con el histórico zigurat Etemenanki de la antigua ciudad de Babilonia.

Babel es el nombre hebreo bíblico por el que se conoce a la ciudad mesopotámica de Babilonia. De acuerdo con el Génesis, se trata de la primera de las cuatro ciudades originales del reino fundado por Nimrod,1 el poderoso cazador delante de Yahvé. Según esta misma narración, estaba situada en «una llanura en la tierra de Sinar» donde se llevó a cabo un intento infructuoso de erigir una torre de altura suficiente para alcanzar el cielo: la célebre torre de Babel.


Etimología

El nombre deriva probablemente del acadio Bab-il («Puerta de Dios»), traducción a su vez del nombre original sumerio de Babilonia: Ka-dingirra(k).3 De acuerdo con el relato bíblico, y el nombre de la ciudad derivaría del verbo hebreo balbál («confundir»), puesto que allí sería donde Dios confundiera las lenguas de los hombres. En cuanto al origen del lenguaje, en Génesis primer libro de la Biblia, Dios hace al hombre a su imagen y semejanza, dándole con esto también la palabra, pues Dios creó precisamente todo lo que existe mediante ella. También expone que es Adán, el primer hombre sobre la tierra, quien le da a todos los animales el nombre. Dado que se ha privilegiado las explicaciones científicas sobre las bíblicas acerca del ser humano y del mundo, es comúnmente aceptado que esta es una más de las numerosas etimologías populares.

Los supervivientes del Diluvio universal, a fin de «hacerse célebres» y «evitar ser dispersados» sobre la superficie de la Tierra iniciaron la construcción de una torre que «llegara hasta el Cielo».2 Puesto que al trabajar todos los hombres juntos en un mismo fin haría que consiguiesen todo aquello que se propusiesen, Dios decidió confundir sus lenguas (es decir, crear los distintos idiomas) para que ya no se entendieran entre sí y no pudieran seguir colaborando.2

En el libro de Jeremías se habla de un rey de Sesac (ששך, Sheshakh),4 que se identifica generalmente como una codificación atbash para no nombrar Babilonia (בבל, Babel) por su nombre, a fin de evitar problemas políticos.

Babilonia aparece también largamente mencionada en el Libro de Isaías y en el Apocalipsis, identificada como fuente de lascivia y soberbia, llegando a ser descrita como «La Gran Ramera».


Conclusión:
Al parecer la Torre de Babel mencionada en Génesis es la tercera torre erigida según vemos en el Libro de Urantia.

Dice texto: (Los Barbaros y Conquistadores) No tardaron en resucitar muchas fases de la civilización pasajera de Mesopotamia, adoptando las artes de las tribus del valle y gran parte de la cultura de los sumerios. Incluso procuraron construir una tercera torre de Babel y más tarde adoptaron el término como nombre de su nación.

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