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lunes, 18 de febrero de 2019

¿Dónde se encuentra el palacio del Sumo Sacerdote Anás?

184:0.3 (1978.3) Jesús pasó alrededor de tres horas en el palacio de Anás en el monte Oliveto no lejos del jardín de Getsemaní, donde fue arrestado. Juan Zebedeo estaba libre y a salvo en el palacio de Anás no sólo por la protección del capitán romano, sino también porque él y su hermano Santiago eran bien conocidos por los criados más antiguos puesto que habían sido muchas veces huéspedes en el palacio, ya que el ex sumo sacerdote era un pariente lejano de su madre, Salomé.


parte de un mural, Iglesia del Santo Sepulcro, Jerusalén.

La Wikipedia tiene una lista de sumos sacerdotes bajo Herodes y los romanos. Entre ellos, Anás en el Libro de Urantia es Ananus ben Seth (6-15 d. C.).

José Caifás, yerno del sumo sacerdote Anás o Ananus, fue también sumo sacerdote (18-36 d.C.). Además, había algunos otros sumos sacerdotes llamados Anás (o Ananus), que eran descendientes de Anás, hijo de Set:


Jonatán ben Ananus (36-37 d. C.)

Teófilo ben Ananus (37-41 d. C.)

Matías ben Ananus (43 d. C.)

Jonatán ben Ananus (44 d. C. restaurado)

Ananus ben Ananus (63 d. C.)




En cuanto a la casa o palacio de Anás, la Revelación declara:


129:2.8 (1422.5) Ya se acercaba la época de la Pascua, y junto con las multitudes que venían de todos los rincones de la tierra, de Capernaum llegaron Zebedeo y su entera familia. Todos ellos se hospedaron en la espaciosa casa de Anás, donde celebraron la Pascua como una familia feliz.

183:3.10 (1975.3) Mientras despertaban los ocho apóstoles, volvían los que habían huído a la hondonada, y se reunieron todos juntos cerca del lagar de aceitunas para discutir qué hacer. Mientras tanto, Simón Pedro y Juan Zebedeo, que se habían ocultado entre los olivos, ya se habían ido siguiendo a los soldados, guardianes y siervos que conducían a Jesús de vuelta a Jerusalén como si llevaran a un criminal desesperado. Juan los siguió de cerca mientras que Pedro se mantenía más distante. Después de escapar de las garras del soldado, Juan Marcos se consiguió un manto que encontró en la tienda de Simón Pedro y Juan Zebedeo. Sospechaba que los guardias llevarían a Jesús a la casa de Anás, el sumo sacerdote emérito; así pues, corrió a través de los olivares y llegó allí antes del grupo, ocultándose cerca de la entrada al portal del palacio del sumo sacerdote.

183:4.3 (1976.1) Cinco de los apóstoles —Natanael, Mateo, Felipe y los gemelos— fueron a esconderse en Betfagé y Betania. Tomás, Andrés, Santiago y Simón el Zelote se escondieron en la ciudad. Simón Pedro y Juan Zebedeo siguieron hasta la casa de Anás.

183:5.1 (1977.1) Antes de que se fueran del jardín con Jesús, surgió una disputa entre el capitán judío de los guardias del templo y el capitán romano de los soldados en cuanto a dónde debían llevar a Jesús. El capitán de los guardias del templo ordenó que se lo llevaran adonde Caifás, el sumo sacerdote. El capitán de los soldados romanos ordenó que Jesús fuera llevado al palacio de Anás, el ex sumo sacerdote y suegro de Caifás. El hizo esto porque los romanos tenían por costumbre tratar directamente con Anás en todos los asuntos que tuvieran que ver con la imposición de las leyes eclesiásticas judías. Y las órdenes del capitán romano fueron obedecidas; llevaron a Jesús a la casa de Anás para someterlo a un interrogatorio preliminar.


183:5.3 (1977.3) Alrededor de esta hora, Juan Zebedeo, recordando las instrucciones de su Maestro de permanecer siempre cerca, se acercó apresuradamente a Jesús que caminaba entre los dos capitanes. El comandante de los guardianes del templo, viendo a Juan a su lado, dijo a su asistente: «Agarra a este hombre y átalo. Es uno de los seguidores de este tipo». Pero cuando el capitán romano escuchó esto y, mirando a su alrededor, vio a Juan, dio órdenes de que el apóstol viniera a su lado, y que nadie debía molestarlo. Luego el capitán romano dijo al capitán judío: «Este hombre no es ni traidor ni cobarde. Lo vi en el jardín, y no desenfundó una espada para resistirnos. Tiene el coraje de presentarse para estar con su Maestro, y nadie le hará daño alguno. La ley romana permite que todo prisionero tenga por lo menos un amigo para que esté a su lado ante el juicio, y nadie impedirá que este hombre esté al lado de su Maestro, el prisionero». Cuando Judas escuchó esto, tanto se avergonzó y se sintió humillado que empezó a caminar más lentamente hasta terminar detrás del grupo, llegando solo al palacio de Anás.


(1977.5) 183:5.5 Durante todo el camino hasta el palacio de Anás, Jesús no abrió la boca. Desde el momento de su arresto hasta el momento de su aparición ante Anás, el Hijo del Hombre no habló una sola palabra.
(1978.1) 184:0.1 cIERTOS representantes de Anás habían instruido en secreto al capitán de los soldados romanos que trajera a Jesús al palacio de Anás inmediatamente después de arrestarlo. El sumo sacerdote emérito deseaba mantener su prestigio como autoridad eclesiástica máxima de los judíos. También tenía otro objeto al retener a Jesús en su casa durante varias horas, y ése era que se necesitaba tiempo para convocar legalmente el tribunal del sanedrín. No era legal convocar el tribunal del sanedrín antes de la hora de la ofrenda del sacrificio matutino en el templo, y este sacrificio se hacía a eso de las tres de la mañana.
(1978.3) 184:0.3 Jesús pasó alrededor de tres horas en el palacio de Anás en el monte Oliveto no lejos del jardín de Getsemaní, donde fue arrestado. Juan Zebedeo estaba libre y a salvo en el palacio de Anás no sólo por la protección del capitán romano, sino también porque él y su hermano Santiago eran bien conocidos por los criados más antiguos puesto que habían sido muchas veces huéspedes en el palacio, ya que el ex sumo sacerdote era un pariente lejano de su madre, Salomé.
1980.2) 184:2.1 Al acercarse la partida de guardias y soldados a la entrada del palacio de Anás, Juan Zebedeo marchaba al lado del capitán de los soldados romanos. Judas se había quedado rezagado, y Simón Pedro los seguía a la distancia. Una vez que Juan hubo entrado en el patio del palacio con Jesús y los guardianes, Judas se acercó al portón pero, al ver a Jesús y a Juan, siguió camino en dirección a la casa de Caifás, donde según él sabía se llevaría a cabo más tarde el verdadero juicio del Maestro. Poco después de la partida de Judas, llegó Simón Pedro, y como estaba de pie ante el portón, Juan lo vio en el momento en que estaban por llevar a Jesús adentro del palacio. La portera que estaba a cargo del portón conocía a Juan, y cuando éste le habló, pidiendo que dejara entrar a Pedro, ella asintió con placer.
(1980.4) 184:2.3 Pedro arrojó su espada poco antes de llegar al portón del palacio de modo que entró desarmado al patio de Anás. Su mente era un torbellino de confusión; apenas si podía darse cuenta de que Jesús había sido arrestado. No conseguía captar la realidad de la situación —que él estaba allí en el patio de Anás, calentándose junto a los criados del sumo sacerdote. Se preguntaba qué estarían haciendo los demás apóstoles y, al darle vuelta en la cabeza al hecho de que Juan había sido admitido al palacio, concluyó que la razón era que él era conocido de los criados, puesto que también le había pedido él a la portera que dejase entrar a Pedro.
(1981.4) 184:2.10 Toda esta experiencia de Pedro ocurrió en el patio del palacio de Anás en el monte Oliveto. No siguió a Jesús hasta el palacio del sumo sacerdote Caifás. El hecho de que Pedro cayó en la cuenta de que había negado repetidamente a su Maestro cuando cantó el gallo, indica que todo esto ocurrió fuera de Jerusalén, puesto que estaba contra la ley tener aves dentro de los límites de la ciudad.
(2046.4) 192:1.6 Mientras Juan Marcos estaba homenajeando al Maestro, Pedro contemplaba fijamente el fuego de carbón que brillaba allí en la playa; la escena le recordó vívidamente el fuego de medianoche en el patio de Anás, allí donde él negó al Maestro. Pero se repuso al cabo de un momento y, arrodillándose a los pies del Maestro, exclamó: «¡Señor mío y Maestro mío!»
Por estos pasajes, sabemos que la casa o palacio de Anás es espacioso, tiene una puerta custodiada por guardianes y un patio. El palacio de Anás está en el Monte de los Olivos, fuera de Jerusalén, pero no lejos del jardín de Getsemaní.
Ver mapa en tamaño grande:
https://web.archive.org/web/20130829102301/http://encyclopediaurantia.org/images/jeruchris3.jpg

El mapa de Antonio di Castillo (1666) muestra el palacio del sumo sacerdote Anás en la Ciudad Alta, junto a la casa de Uría, ninguno de los cuales está en el Monte de los Olivos. Mark Underwood primero notó que este palacio no puede pertenecer al sumo sacerdote Anás mencionado en el Libro de Urantia. Debe ser el palacio de uno de los otros cinco Annasis mencionados anteriormente. El mapa también muestra la villa Getsemaní. Puesto que villa en latín se refiere a finca, y el Libro de Urantia claramente declara que el palacio de Anás no está lejos de Getsemaní, su palacio o casa de campo debe haber estado en la villa de Getsemaní, cerca del lugar donde Jesús fue arrestado. El mapa muestra ahora la ubicación correcta del palacio de Anás.

Fuente: https://web.archive.org/web/20130829091737/http://encyclopediaurantia.org/annas.htm




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