RELACIÓN ENTRE LA CIENCIA Y LA FILOSOFÍA
“El modelo de los verdaderos valores ha de buscarse en el mundo espiritual y en los niveles divinos de la realidad eterna. Para un mortal ascendente, todas las normas más bajas y materiales deben ser consideradas como transitorias, parciales e inferiores. El científico, como tal, está limitado a descubrir la conexión entre los hechos materiales. Técnicamente, no tiene derecho a afirmar que es materialista o idealista, porque al hacerlo se supone que abandona la actitud de un verdadero científico, ya que todas y cada una de estas tomas de posición son la esencia misma de la filosofía. A menos que la perspicacia moral y el logro espiritual de la humanidad aumenten proporcionalmente, el progreso ilimitado de una cultura puramente materialista puede acabar transformándose en una amenaza para la civilización. Una ciencia puramente materialista alberga dentro de sí la semilla potencial de la destrucción de todo esfuerzo científico, porque este tipo de conducta es el presagio del colapso final de una civilización que ha abandonado su sentido de los valores morales y ha repudiado su meta de realización espiritual. El científico materialista y el idealista extremo están destinados a enfrentarse continuamente. Esto no es aplicable a aquellos científicos e idealistas que poseen un modelo común de valores morales elevados y de niveles de prueba espirituales. En todas las épocas, los científicos y las personas religiosas deben reconocer que pasan por el juicio del tribunal de las necesidades humanas. Deben evitar todo tipo de lucha entre ellos, mientras se esfuerzan valientemente por justificar su supervivencia mediante una mayor devoción al servicio del progreso humano. Si la pretendida ciencia o la pretendida religión de una época cualquiera es falsa, entonces deberá purificar sus actividades o bien desaparecer ante el surgimiento de una ciencia material o de una religión espiritual de un orden más auténtico y más digno”
ASPECTOS CONCLUYENTES
- Las religiones del mundo tienen un origen doble: natural y revelado.
- En todo momento se pueden encontrar, en cualquier pueblo, tres formas distintas de devoción religiosa. Estas tres manifestaciones del impulso religioso son: a) La religión primitiva o propensión seminatural e instintiva a tener miedo de las energías misteriosas y a adorar las fuerzas superiores; es principalmente una religión de la naturaleza física, la religión del miedo. b) La religión de la civilización. Presenta los conceptos y las prácticas religiosos progresivos de las razas que se civilizan —la religión de la mente— la teología intelectual basada en la autoridad de la tradición religiosa establecida. c) La verdadera religión porque revela los valores sobrenaturales, y es un atisbo parcial de las realidades eternas, la vislumbre de la bondad y la belleza del carácter infinito del Padre que está en los cielos. Se trata de la religión del espíritu tal como se presenta en la experiencia humana.
- No debemos menospreciar la religión de los sentidos físicos y de los temores supersticiosos del hombre común, como fase necesaria en el desarrollo de la humanidad, aunque es deplorable el hecho de que sobrevivan tantos elementos de esta forma primitiva de adoración en las prácticas religiosas de muchas razas civilizadas.
- Existe una gran diferencia entre la religión de la mente y la religión del espíritu, pues mientras que la primera está sostenida por la autoridad eclesiástica, la segunda está enteramente basada en la experiencia individual.
- Hasta que la humanidad se vuelva sumamente inteligente y más completamente civilizada, seguirán existiendo muchas de esas ceremonias infantiles y supersticiosas que son tan características de las prácticas religiosas evolutivas de los pueblos primitivos y atrasados.
- Hasta que la raza humana no alcance el nivel de un reconocimiento más elevado y más general de las realidades de la experiencia espiritual, un gran número de hombres y mujeres continuarán mostrando su preferencia personal por esas religiones de autoridad que sólo requieren un asentimiento intelectual, en contraste con la religión del espíritu, que implica una participación activa de la mente y del alma en la aventura de la fe consistente en luchar con las realidades rigurosas de la experiencia humana progresiva.
- La aceptación de las religiones tradicionales de autoridad representa la salida fácil para el impulso que siente el ser humano de intentar satisfacer las ansias de su naturaleza espiritual.
- Las religiones de autoridad, asentadas, cristalizadas y establecidas, proporcionan un refugio disponible donde las almas trastornadas y angustiadas pueden huir cuando se sienten abrumadas por el miedo y atormentadas por la incertidumbre. Como precio a pagar por las satisfacciones y las seguridades que proporciona, una religión así sólo exige a sus devotos un asentimiento pasivo y puramente intelectual.
- En la tierra vivirán durante mucho tiempo esos individuos tímidos, miedosos e indecisos que preferirán obtener de esta manera sus consuelos religiosos, aunque al ligar su suerte con las religiones de autoridad, comprometen la soberanía de su personalidad, degradan la dignidad de su autoestima, y renuncian por completo al derecho de participar en la más emocionante e inspiradora de todas las experiencias humanas posibles: la búsqueda personal de la verdad, el regocijo de afrontar los peligros del descubrimiento intelectual, la determinación de explorar las realidades de la experiencia religiosa personal, la satisfacción suprema de experimentar el triunfo personal de conseguir realmente la victoria de la fe espiritual sobre las dudas intelectuales, una victoria que se gana honradamente durante la aventura suprema de toda la existencia humana —el individuo a la búsqueda de Dios, por sí mismo y como tal humano, y que lo encuentra.
- La religión del espíritu significa esfuerzo, lucha, conflicto, fe, determinación, amor, lealtad y progreso.
- La religión de la mente —la teología de la autoridad— exige pocos o ninguno de estos esfuerzos a sus creyentes formales. La tradición es un refugio seguro y un sendero fácil para las almas temerosas y sin entusiasmo que rehuyen instintivamente las luchas espirituales y las incertidumbres mentales que acompañan a esos viajes, en la fe, de aventuras atrevidas por los altos mares de la verdad inexplorada, en búsqueda de las orillas muy lejanas de las realidades espirituales, tal como éstas pueden ser descubiertas por la mente humana progresiva, y experimentadas por el alma humana en evolución.
- Los jefes religiosos han formulado un sistema establecido de creencias intelectuales, una religión de autoridad, con las diversas doctrinas de sus instructores tradicionales y de los profetas de antaño. Todo ese tipo de religiones recurre principalmente a la mente.
- El Cristianismo auténtico entra en un conflicto implacable con ese tipo de religión, puesto que proclama audazmente una religión que apela principalmente al espíritu divino del Padre que reside en la mente del hombre; una religión que obtiene su autoridad de los frutos de la aceptación individual, unos frutos que aparecen en la experiencia personal de todos los que se convierten en creyentes reales y sinceros de las verdades de esta comunión espiritual superior.
- Muchos prefieren elegir el sendero fácil del conformismo de alguna religión establecida y fosilizada, en lugar de sufrir las dificultades y persecuciones que acompañan a la misión de proclamar un camino mejor de salvación para los hombres, mientras se obtiene la satisfacción de descubrir, por cada uno de nosotros, las bellezas de las realidades de una experiencia viviente y personal de las verdades eternas y de las grandezas supremas.
- El reino de los cielos está el corazón de cada ser humano.
- Cada individuo se queda a solas con el Padre, y encuentra allí la respuesta no emotiva que descubre la actitud verdadera y sincera del alma, expresa esa respuesta de manera franca y audaz al Padre, cuya vida infinita de amor es el espíritu mismo de la religión que proclamó Jesús.
Consultar o recordar el artículo “Astronomía y el Superuniverso” de Troy R. Bíshop (c)
1982, para constatar parte de la trascendencia de la información vertida en El Libro de
Urantia.
Extra:
El libro de Urantia
Edición1999 ESCRITO 195 6. EL MATERIALISMO
2076:6 195:6.1 Los científicos han precipitado involuntariamente a la humanidad hacia un pánico materialista; han desencadenado un asedio irreflexivo al banco moral de los siglos, pero este banco de la experiencia humana tiene enormes recursos espirituales; puede soportar las demandas que se le hagan. Sólo los hombres irreflexivos se dejan llevar por el pánico con respecto a los activos espirituales de la raza humana. Cuando el pánico laico-materialista haya pasado, la religión de Jesús no se encontrará en bancarrota. El banco espiritual del reino de los cielos pagará con fe, esperanza y seguridad moral a todos los que recurran a él "en Su nombre".
2076:7 195:6.2 Cualquiera que sea el conflicto aparente entre el materialismo y las enseñanzas de Jesús, podéis estar seguros de que las enseñanzas del Maestro triunfarán plenamente en las eras por venir. En realidad, la verdadera religión no puede meterse en ninguna controversia con la ciencia, pues no se ocupa en absoluto de las cosas materiales. A la religión, la ciencia le resulta sencillamente indiferente, aunque es comprensiva con ella, mientras que se interesa supremamente por el científico. 2076:8 195:6.3 La búsqueda del simple conocimiento, sin la interpretación concomitante de la sabiduría y la perspicacia espiritual de la experiencia religiosa, conduce finalmente al pesimismo y a la desesperación humana. Un conocimiento limitado es realmente desconcertante.
2076:9 195:6.4 En el momento de escribir este documento, lo peor de la era materialista ha pasado; ya está empezando a despuntar el día de una mejor comprensión. Las mejores mentes del mundo científico han dejado de tener una filosofía totalmente materialista, pero la gente común y corriente se inclina todavía en esa dirección a consecuencia de las enseñanzas anteriores. Pero esta era de realismo físico sólo es un episodio transitorio en la vida del hombre en la tierra. La ciencia moderna ha dejado intacta a la verdadera religión —las enseñanzas de Jesús tal como se traducen en la vida de sus creyentes. Todo lo que la ciencia ha hecho es destruir las ilusiones infantiles de las falsas interpretaciones de la vida. 2077:1 195:6.5 En lo que se refiere a la vida del hombre en la tierra, la ciencia es una experiencia cuantitativa y la religión una experiencia cualitativa. La ciencia se ocupa de los fenómenos; la religión, de los orígenes, los valores y las metas. Indicar que las causas son una explicación de los fenómenos físicos equivale a confesar que se ignoran los factores últimos, y al final sólo conduce al científico directamente de vuelta a la gran causa primera —al Padre Universal del Paraíso.
2077:2 195:6.6 El paso violento de una era de milagros a una era de máquinas ha resultado ser enteramente perturbador para el hombre. El ingenio y la habilidad de las falsas filosofías mecanicistas desmienten sus mismas opiniones mecanicistas. La agilidad fatalista de la mente de un materialista contradice para siempre sus afirmaciones de que el universo es un fenómeno energético ciego y carente de finalidad.
2077:3 195:6.7 Tanto el naturalismo mecanicista de algunos hombres supuestamente instruidos como el laicismo irreflexivo del hombre de la calle se ocupan exclusivamente de cosas; están desprovistos de todo verdadero valor, sanción y satisfacción de naturaleza espiritual, y también están exentos de fe, de esperanza y de seguridades eternas. Uno de los grandes problemas de la vida moderna es que el hombre se cree demasiado ocupado como para encontrar tiempo para la meditación espiritual y la devoción religiosa.
2077:4 195:6.8 El materialismo reduce al hombre a un estado de autómata sin alma, y lo convierte en un simple símbolo aritmético que ocupa un lugar impotente en la fórmula matemática de un universo realista y mecanicista. Pero, ¿de dónde viene todo este inmenso universo de matemáticas, sin un Maestro Matemático? La ciencia puede discurrir sobre la conservación de la materia, pero la religión valida la conservación del alma de los hombres —se ocupa de su experiencia con las realidades espirituales y los valores eternos.
2077:5 195:6.9 El sociólogo materialista de hoy examina una comunidad, hace un informe sobre ella y deja a la gente tal como las encontró. Hace mil novecientos años, unos galileos ignorantes observaron a Jesús dar su vida como aportación espiritual a la experiencia interior del hombre, y luego salieron y trastocaron todo el imperio romano.
2077:6 195:6.10 Pero los dirigentes religiosos cometen un grave error cuando intentan llamar al hombre moderno a la lucha espiritual al son de las trompetas de la Edad Media. La religión debe proveerse de lemas nuevos y actualizados. Ni la democracia ni ninguna otra panacea política podrán reemplazar el progreso espiritual. Las falsas religiones pueden representar una evasión de la realidad, pero Jesús, en su evangelio, puso al hombre mortal en la entrada misma de una realidad eterna de progreso espiritual.
2077:7 195:6.11 Decir que la mente "surgió" de la materia no explica nada. Si el universo fuera simplemente un mecanismo y la mente fuera inseparable de la materia, nunca tendríamos dos interpretaciones diferentes de cualquier fenómeno observado. Los conceptos de la verdad, la belleza y la bondad no son inherentes ni a la física ni a la química. Una máquina no puede conocer, y mucho menos conocer la verdad, tener hambre de rectitud y apreciar la bondad.
2077:8 195:6.12 La ciencia puede ser física, pero la mente del científico que discierne la verdad es al mismo tiempo supramaterial. La materia no conoce la verdad, ni puede amar la misericordia ni deleitarse con las realidades espirituales. Las convicciones morales basadas en la iluminación espiritual y arraigadas en la experiencia humana son tan reales y seguras como las deducciones matemáticas basadas en las observaciones físicas, pero se encuentran en un nivel diferente y más elevado.
2077:9 195:6.13 Si los hombres sólo fueran unas máquinas, reaccionarían de manera más o menos uniforme a un universo material. No existiría la individualidad, y mucho menos la personalidad.
2077:10 195:6.14 El hecho del mecanismo absoluto del Paraíso en el centro del universo de universos, en presencia de la volición incondicionada del Origen-Centro Segundo, asegura para siempre que los determinantes no son la ley exclusiva del cosmos. El materialismo está ahí, pero no es exclusivo; el mecanismo está ahí, pero no es incondicionado; el determinismo está ahí, pero no está solo.
2078:1 195:6.15 El universo finito de la materia se volvería finalmente uniforme y determinista si no fuera por la presencia combinada de la mente y el espíritu. La influencia de la mente cósmica inyecta constantemente espontaneidad incluso en los mundos materiales.
2078:2 195:6.16 En cualquier aspecto de la existencia, la libertad o la iniciativa es directamente proporcional al grado de influencia espiritual y de control de la mente cósmica; es decir, en la experiencia humana, al grado en que se hace realmente "la voluntad del Padre". Así pues, una vez que habéis empezado a descubrir a Dios, ésta es la prueba decisiva de que Dios ya os ha encontrado.
2078:3 195:6.17 La búsqueda sincera de la bondad, la belleza y la verdad conduce a Dios. Y todo descubrimiento científico demuestra la existencia tanto de la libertad como de la uniformidad en el universo. El descubridor era libre de hacer su descubrimiento. La cosa descubierta es real y aparentemente uniforme, pues de otro modo no hubiera podido ser conocida como cosa.
7. LA VULNERABILIDAD DEL MATERIALISMO
2078:4 195:7.1 Qué insensatez la del hombre con mentalidad materialista cuando permite que unas teorías tan vulnerables como las de un universo mecanicista le priven de los enormes recursos espirituales de la experiencia personal de la verdadera religión. Los hechos nunca están reñidos con la auténtica fe espiritual; las teorías sí pueden estarlo. La ciencia haría mejor en dedicarse a destruir la superstición, en lugar de intentar aniquilar la fe religiosa —la creencia humana en las realidades espirituales y los valores divinos.
2078:5 195:7.2 La ciencia debería hacer materialmente por el hombre lo que la religión hace espiritualmente por él: ampliar el horizonte de la vida y engrandecer su personalidad. La verdadera ciencia no puede tener ninguna discrepancia duradera con la verdadera religión. El "método científico" es simplemente una vara intelectual para medir las aventuras materiales y los logros físicos. Pero como es material y enteramente intelectual, es totalmente inútil para evaluar las realidades espirituales y las experiencias religiosas.
2078:6 195:7.3 La contradicción del mecanicista moderno es la siguiente: Si este universo fuera simplemente material y el hombre sólo fuera una máquina, ese hombre sería enteramente incapaz de reconocerse como tal máquina; además, un hombre-máquina así sería totalmente inconsciente del hecho de que existe dicho universo material. El desaliento y la desesperación materialista de una ciencia mecanicista no han logrado reconocer el hecho de que la mente del científico está habitada por el espíritu, aunque la perspicacia supramaterial del científico es precisamente la que formula estos conceptos erróneos y contradictorios en sí mismos de un universo materialista.
2078:7 195:7.4 Los valores paradisiacos de eternidad e infinidad, de verdad, belleza y bondad, están escondidos dentro de los hechos de los fenómenos de los universos del tiempo y del espacio. Pero es necesario el ojo de la fe de un mortal nacido del espíritu para detectar y discernir estos valores espirituales.
2078:8 195:7.5 Las realidades y los valores del progreso espiritual no son una "proyección psicológica" —un simple sueño despierto y glorificado de la mente material. Estas cosas son las previsiones espirituales del Ajustador interior, del espíritu de Dios que vive en la mente del hombre. No dejéis que vuestros escarceos en los descubrimientos ligeramente vislumbrados de la "relatividad" alteren vuestros conceptos de la eternidad y de la infinidad de Dios. Y en todas vuestras tentativas relacionadas con la necesidad de expresaros, no cometáis el error de omitir la expresión del Ajustador, la manifestación de vuestro yo real y mejor.
2079:1 195:7.6 Si este universo sólo fuera material, el hombre material nunca sería capaz de llegar al concepto del carácter mecanicista de una existencia tan exclusivamente material. Este mismo concepto mecanicista del universo es, en sí mismo, un fenómeno no material de la mente, y toda mente es de origen no material, por mucho que pueda dar la impresión de estar condicionada materialmente y controlada mecánicamente.
2079:2 195:7.7 El mecanismo mental parcialmente evolucionado del hombre mortal no está muy dotado de coherencia ni de sabiduría. La presunción del hombre sobrepasa a menudo su razón y elude su lógica.
2079:3 195:7.8 El mismo pesimismo del materialista más pesimista es, en sí y por sí mismo, una prueba suficiente de que el universo del pesimista no es totalmente material. Tanto el optimismo como el pesimismo son unas reacciones conceptuales que se producen en una mente que es consciente de los valores así como de los hechos. Si el universo fuera realmente lo que el materialista considera que es, entonces el hombre, como máquina humana, estaría privado de todo reconocimiento consciente de ese mismo hecho. Sin la conciencia del concepto de los valores dentro de la mente nacida del espíritu, el hombre no podría reconocer de ninguna manera el hecho del materialismo universal ni los fenómenos mecanicistas de la acción del universo. Una máquina no puede ser consciente de la naturaleza ni del valor de otra máquina.
2079:4 195:7.9 Una filosofía mecanicista de la vida y del universo no puede ser científica, porque la ciencia sólo reconoce y trata de los objetos materiales y de los hechos. La filosofía es inevitablemente supercientífica. El hombre es un hecho material de la naturaleza, pero su vida es un fenómeno que trasciende los niveles materiales de la naturaleza, porque manifiesta los atributos controladores de la mente y las cualidades creativas del espíritu.
2079:5 195:7.10 El esfuerzo sincero del hombre por volverse mecanicista representa el fenómeno trágico del empeño inútil de ese hombre por suicidarse intelectual y moralmente. Pero no puede conseguirlo.
2079:6 195:7.11 Si el universo sólo fuera material y el hombre solamente una máquina, no existiría ninguna ciencia que animara al científico a postular esta mecanización del universo. Las máquinas no pueden medirse, clasificarse ni evaluarse a sí mismas. Esta tarea científica sólo podría ejecutarla una entidad con estatus de supermáquina.
2079:7 195:7.12 Si la realidad del universo no es más que una inmensa máquina, entonces el hombre debe estar fuera del universo y separado de él para poder reconocer este hecho y ser consciente de la perspicacia de esta evaluación.
2079:8 195:7.13 Si el hombre sólo es una máquina, ¿qué técnica utiliza para llegar a creer o a pretender saber que sólo es una máquina? La experiencia de evaluarse conscientemente a sí mismo nunca es atributo de una simple máquina. Un mecanicista declarado y consciente de sí mismo es la mejor respuesta posible al mecanismo. Si el materialismo fuera un hecho, no podría existir ningún mecanicista consciente de sí mismo. También es cierto que primero hay que ser una persona moral antes de poder realizar actos inmorales.
2079:9 195:7.14 La pretensión misma del materialismo implica una conciencia supermaterial de la mente que se atreve a afirmar tales dogmas. Un mecanismo puede deteriorarse, pero nunca puede progresar. Las máquinas no piensan, ni crean, ni sueñan, ni aspiran a algo, ni idealizan, ni tienen hambre de verdad o sed de rectitud. No motivan su vida con la pasión de servir a otras máquinas y escoger como meta de su progreso eterno la sublime tarea de encontrar a Dios y de esforzarse en ser como él. Las máquinas nunca son intelectuales, emotivas, estéticas, éticas, morales ni espirituales.
2079:10 195:7.15 El arte prueba que el hombre no es mecánico, pero no prueba que sea espiritualmente inmortal. El arte es la morontia humana, el terreno intermedio entre el hombre material y el hombre espiritual. La poesía es un esfuerzo por huir de las realidades materiales hacia los valores espirituales.
2080:1 195:7.16 En una civilización elevada, el arte humaniza a la ciencia, y es espiritualizado a su vez por la verdadera religión —la comprensión de los valores espirituales y eternos. El arte representa la evaluación humana y espacio-temporal de la realidad. La religión es el abrazo divino de los valores cósmicos y conlleva un progreso eterno en la ascensión y la expansión espirituales. El arte temporal sólo es peligroso cuando se vuelve ciego a los modelos espirituales de los arquetipos divinos que la eternidad refleja como sombras temporales de la realidad. El arte verdadero es la manipulación eficaz de las cosas materiales de la vida; la religión es la transformación ennoblecedora de los hechos materiales de la vida, y nunca deja de evaluar el arte en el sentido espiritual.
2080:2 195:7.17 ¡Cuán insensato es suponer que un autómata pueda concebir una filosofía del automatismo, y cuán ridículo es creer que podría formarse un concepto así de otros compañeros autómatas!
2080:3 195:7.18 Cualquier interpretación científica del universo material carece de valor a menos que asegure un debido reconocimiento al científico. Ninguna apreciación del arte es auténtica a menos que conceda un reconocimiento al artista. Ninguna evaluación de la moral es válida a menos que incluya al moralista. Ningún reconocimiento de la filosofía es edificante si ignora al filósofo, y la religión no puede existir sin la experiencia real de la persona religiosa que, en esta experiencia misma y a través de ella, intenta encontrar a Dios y conocerlo. Del mismo modo, el universo de universos carece de trascendencia separado del YO SOY, el Dios infinito que lo ha hecho y lo gobierna sin cesar.
2080:4 195:7.19 Los mecanicistas —los humanistas— tienden a ir a la deriva con las corrientes materiales. Los idealistas y los espiritualistas se atreven a utilizar sus remos con inteligencia y vigor a fin de modificar el curso, en apariencia puramente material, de las corrientes de energía.
2080:5 195:7.20 La ciencia vive gracias a las matemáticas de la mente; la música expresa el ritmo de las emociones. La religión es el ritmo espiritual del alma, en armonía espacio-temporal con las medidas melódicas superiores y eternas de la Infinidad. La experiencia religiosa es algo verdaderamente supermatemático en la vida humana.
2080:6 195:7.21 En el lenguaje, el alfabeto representa el mecanismo del materialismo, mientras que las palabras que expresan el significado de mil pensamientos, grandes ideas y nobles ideales —de amor y de odio, de cobardía y de valor— representan las actuaciones de la mente dentro del alcance definido por la ley tanto material como espiritual, unas actuaciones dirigidas por la afirmación de la voluntad de la personalidad, y limitadas por la dotación inherente a la situación.
2080:7 195:7.22 El universo no se parece a las leyes, los mecanismos y las
constantes que descubre el científico, y que llega a considerar como ciencia, sino
que se parece más bien al científico curioso que piensa, escoge, crea, combina y
discrimina, que observa así los fenómenos del universo y clasifica los hechos
matemáticos inherentes a las fases mecanicistas del aspecto material de la
creación. El universo tampoco se parece al arte del artista, sino más bien al artista
que se esfuerza, sueña, aspira, progresa e intenta trascender el mundo de las cosas
materiales, en un esfuerzo por alcanzar una meta espiritual.
2080:8 195:7.23 Es el científico, y no la ciencia, el que percibe la realidad de un
universo de energía y materia en evolución y progreso. Es el artista, y no el arte,
el que demuestra la existencia del mundo morontial transitorio interpuesto entre la
existencia material y la libertad espiritual. Es la persona religiosa, y no la religión,
la que prueba la existencia de las realidades del espíritu y de los valores divinos
que se habrán de encontrar durante el progreso en la eternidad.
-Fin-
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