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lunes, 5 de julio de 2021

¿Las plantas son sensibles al campo magnetico de la Tierra?

 



El Libro de Urantia afirma que todo ser vivo es sensible a este campo magnético:

(378.7) 34:4.13 Los cuatro puntos de la brújula son universales e inherentes a la vida de Nebadón. Todas los seres vivientes poseen unidades corpóreas que son sensibles y responden a estas corrientes direccionales. Estas creaciones en forma de criaturas son duplicadas a través del universo y los planetas individuales y, en conjunción con las fuerzas magnéticas de los mundos, activan las huestes de los cuerpos microscópicos en el organismo animal de tal modo que estas células direccionales apuntan siempre al norte y al sur. Así pues el sentido de orientación está fijado para siempre en los seres vivientes del universo. Este sentido no es por completo una posesión consciente de la humanidad. Estos corpúsculos se observaron por primera vez en Urantia, aproximadamente en la época de esta narración.


Dice la ciencia en un articulo científico de 2005:

 Las plantas reaccionan de muchas maneras a los campos geomagnéticos, tanto a los campos continuos como a los campos magnéticos alternos. En el pasado, las investigaciones fisiológicas se han llevado a cabo de forma poco sistemática y ninguna ventaja biológica de cualquier magnetorrespuesta es inmediatamente evidente. En consecuencia, la mayoría de los estudios se mantienen en gran medida en un nivel fenomenológico y, en general, se caracterizan por la falta de una visión mecanicista, a pesar de que la física proporciona varias teorías que sirven de paradigma para la magnetorrecepción. Además del ferrimagnetismo, que está bien probado para la magnetotaxis bacteriana y para algunos casos de navegación animal, otros dos mecanismos de magnetorrecepción están recibiendo actualmente gran atención: (1) el "mecanismo del par de radicales", que consiste en la modulación de las tasas de interconversión singlete-triplete de un par de radicales mediante campos magnéticos débiles, y (2) el mecanismo de "resonancia de ciclotrón iónico". Este último mecanismo se centra en el hecho de que los iones deben circular en un plano perpendicular a un campo magnético externo con sus frecuencias Lamor, que pueden interferir con un campo electromagnético alterno. Ambos mecanismos proporcionan un marco teórico para futuras investigaciones guiadas por modelos en el ámbito de la magnetorrecepción vegetal.





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