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sábado, 15 de febrero de 2020

Pedro mata y come...

El Libro de Urantia no deja de sorprendernos al referirse indirectamente a un sueño de Pedro relacionado con las prohibiciones judías de purificación.
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153:3.6 (1713.1) Ya los comisionados fariseos del sanedrín de Jerusalém estaban casi convencidos de que había que arrestar a Jesús por blasfemia o porque se mofaba de la ley sagrada de los judíos; por eso intentaban enredarlo en discusiones sobre algunas de las tradiciones de los ancianos, las así llamadas leyes orales del país, para darle la oportunidad de que las atacara. Sin importarles el hecho que hubiera escasez de agua, estos judíos encadenados por las tradiciones no dejaban jamás de realizar el lavado ceremonial de las manos antes de cada comida. Era su creencia que «es mejor morir, que transgredir los mandamientos de los ancianos». Los espías hicieron esta pregunta, porque sabían que Jesús había dicho «la salvación es asunto de corazón limpio más bien que de manos limpias». Pero estas creencias, cuando se vuelven parte de una religión, son difíciles de eliminar. Aun muchos años después de este día, el apóstol Pedro seguía siendo esclavo temeroso de muchas de estas tradiciones sobre la limpieza y la impureza, y finalmente se liberó mediante la experiencia de un sueño extraordinario y vívido. Todo esto se puede comprender mejor si se recuerda que estos judíos consideraban que comer sin lavarse las manos equivalía a comerciar con una prostituta, y ambas acciones eran igualmente castigables de excomunión.

La parte ennegrecida hace referencia a un sueño que está registrado en una carta de Pedro, que es la siguiente:

Hechos de los Apostoles : Capitulo 10


La visión de Pedro
     9 Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar como a la hora sexta. 10 Tuvo hambre y deseaba comer; pero mientras le preparaban algo de comer, le sobrevino un sueño; 11 y vio el cielo abierto y un objeto semejante a un gran lienzo que descendía, bajado a la tierra por las cuatro puntas; 12 había en él toda clase de cuadrúpedos y reptiles de la tierra, y aves del cielo. 13 Y oyó una voz: Levántate, Pedro, mata y come. 14 Mas Pedro dijo: De ninguna manera, Señor, porque yo jamás he comido nada impuro o inmundo. 15 De nuevo, por segunda vez, llegó a él una voz: Lo que Dios ha limpiado, no lo llames tú impuro. 16 Y esto sucedió tres veces, e inmediatamente el lienzo fue recogido al cielo. 

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