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sábado, 8 de febrero de 2020

Un conjunto diverso de cráneos encontrados en México, que datan de 13.000 a 9.000 años atrás.

La reciente investigación sobre cuatro cráneos antiguos encontrados en México presenta un grado de diversidad que es difícil de explicar sin El Libro de Urantia.

"El cráneo más antiguo era similar al de las poblaciones árticas norteamericanas, y el segundo más antiguo recordaba a los europeos modernos. Sin embargo, los rasgos del tercer cráneo más antiguo coincidían con los de los grupos asiáticos y los nativos americanos, y el cuarto más antiguo tenía rasgos de las poblaciones árticas y algunos rasgos modernos de América del Sur".

""Aunque limitado por la relativa falta de evidencia arqueológica para los primeros pobladores de América, los autores sugieren que estos patrones craneales muestran la presencia de al menos dos grupos humanos morfológicamente diferentes que viven por separado en México durante este cambio del Pleistoceno al Holoceno (nuestra actual época). Los autores agregan: "los esqueletos de Tulúm indican que más de un grupo de personas llegó primero al continente americano o que hubo tiempo suficiente para que un pequeño grupo de colonos tempranos que vivían aislados en la península de Yucatán desarrollaran una morfología del cráneo diferente. La historia de los primeros asentamientos de América, por lo tanto, parece ser más compleja y, además, haber ocurrido antes de lo que se suponía anteriormente ""




Dice El Libro de Urantia: 


LDU 64:7.5 (727.2) Al abandonar a Asia los sobrevivientes de linaje relativamente pura de la raza roja, había once tribus, y sumaban un poco más de siete mil hombres, mujeres y niños. Estas tribus fueron acompañadas por tres grupos reducidos de descendencia mestiza, siendo el más grande de los cuales una combinación de las razas anaranjada y azul. Estos tres grupos nunca llegaron a fraternizar plenamente con el hombre rojo y al poco tiempo se trasladaron hacia el sur hasta México y América Central, donde se juntaron más adelante con un grupo pequeño mezclado de amarillos y rojos. Todos estos pueblos cruzaron entre sí y fundaron una raza nueva y amalgamada que era mucho menos belicosa que los hombres rojos de sangre pura. En cinco mil años esta raza amalgamada se subdividió en tres grupos, estableciendo así las respectivas civilizaciones de México, Centroamérica y Sudamérica. La rama sudamericana sí recibió una pizca de la sangre de Adán.
...
LDU (883.7) 79:5.6 Hace cien mil años las diezmadas tribus de la raza roja se batían en retirada hacia los hielos del último glaciar, y cuando el pasaje de tierra hacia el este, sobre el Estrecho de Bering, se hizo transitable, estas tribus no tardaron en abandonar las inhospitalarias costas del continente asiático. Han transcurrido ochenta y cinco mil años desde el momento en que el último hombre rojo puro partió de Asia, pero la prolongada lucha dejó sus huellas genéticas sobre la victoriosa raza amarilla. Los pueblos chinos del norte, junto a los siberianos andonitas, asimilaron una importante cantidad del sangre roja y con ello se beneficiaron considerablemente.

(884.1) 79:5.7 Los indígenas de Norteamérica nunca llegaron a tomar contacto siquiera con los vástagos anditas de Adán y Eva, ya que fueron desposeídos de su tierra natal asiática unos cincuenta mil años antes de la llegada de Adán. Durante la época de las migraciones anditas los linajes puros rojos se estaban diseminando por Norteamérica como tribus nómades y cazadoras que practicaban la agricultura en menor grado. Estas razas y grupos culturales permanecieron en un aislamiento casi total del resto del mundo desde su llegada a las Américas hasta el fin del primer milenio de la era cristiana, cuando fueron descubiertos por las razas blancas de Europa. Hasta ese momento los esquimales eran lo más parecido al hombre blanco que hasta entonces jamás había visto las norteñas tribus de hombres rojos. 

(884.2) 79:5.8 Las razas roja y amarilla, son las únicas razas humanas que alcanzaron alguna vez un alto grado de civilización lejos de la influencia andita. El más antiguo centro cultural amerindio fue el de los Onamonalontón en California, pero ya por el año 35.000 a. de J.C. había desaparecido. En México, en Centroamérica y en las montañas de Sudamérica las ulteriores y más duraderas civilizaciones fueron fundadas por una raza predominantemente roja, pero que mostraba considerable cantidad de componentes de las razas amarilla, anaranjada y azul.
 

(884.3) 79:5.9 Estas civilizaciones fueron producto de la evolución de los sangik, aunque vestigios de la raza andita llegaron hasta el Perú. Con excepción de los esquimales en Norteamérica y unos pocos anditas polinesios en Sudamérica, los pueblos del hemisferio occidental no tuvieron contacto con el resto del mundo hasta el fin del primer milenio después de Cristo. En el plan original de los Melquisedek para el mejoramiento de las razas de Urantia se había estipulado que un millón de los descendientes directos y puros de Adán debían ir a mejorar al hombre rojo de las Américas. 

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