Por Carolyn Kendall - 3 octubre 2017
La historia empieza el 1 de octubre de 1922, un día tradicional de mudanzas en Chicago. El tiempo es bueno y la temperatura de 21 grados. Después de 25 años de estar mudándose de un piso a otro, una pareja de médicos de mediana edad y su hijo adolescente se establecen finalmente de forma permanente en una casa ubicada en el 533 de Diversey Parkway. La nueva casa iba a servirles también como consultorio.
Tenían que encontrar una secretaria para trabajar en su otro proyecto, el que les ocupaba durante la noche. Les habían informado de que la carga de trabajo subiría exponencialmente. «Necesitamos una secretaria muy buena» dijo el Dr. Sadler. La Dra. Lena Sadler estuvo de acuerdo: «No sabemos taquigrafía, ni tampoco escribir a máquina». La pareja estaba convencida de que tenían que encontrar una secretaria.
No mucho tiempo después, la Dra. Lena estaba tratando en el hospital Columbus a una mujer de 32 años que había sido víctima de un accidente de automóvil. La alta y seria mujer se había trasladado recientemente a Chicago desde Minnesota. La médica y su paciente establecieron enseguida un vínculo afectivo. La paciente le confió a la Dra. Lena que estaba teniendo extrañas visiones sobre ella en su mente. «¿Tendrá que ver con el accidente?» La Dra. Lena aguzó el oído. «Traeré a mi marido» dijo, «es psiquiatra».
Resultó que la mujer era una capaz secretaria y gestora que trabajaba en el Federal Reserve Bank de Chicago. Su ocupación era enviar a cientos de inspectores bancarios por todo el Medio Oeste. Una persona así sería sin duda una garantía contra el fraude. Su nombre era Emma Louise Christensen, conocida también como Christy. Pronto fue evidente que Christy era la secretaria que la pareja de médicos había estado buscando. Con el tiempo, Christy se fue a vivir con los Drs. William y Lena en el 533 de Diversey Parkway. Los Sadler le describieron a Christy el caso psiquiátrico de un paciente que habían estado observando durante casi 20 años. Daba la impresión de que seres celestiales invisibles hablaban a través de este paciente, un caballero cuyo nombre no se conocería. ¿Serviría Christy como secretaria durante las sesiones nocturnas para registrar y transcribir las palabras de los seres celestiales? Christy accedió inmediatamente.
Cincuenta y cinco años más tarde, Christy recordaba: «Fue curioso pero no me daba cuenta de en lo que me estaba metiendo». Cuando se le preguntó qué habría pasado si no hubiera podido seguir escribiendo o tecleando, respondió: «Imagino que habrían buscado a alguna otra persona».
Dos personas más estaban al tanto del asunto de este paciente secreto: la hermana de Lena, Anna Kellogg, una enfermera titulada, y su marido, Wilfred Kellogg, el gestor de los negocios de los doctores. El cuarteto formado por los Sadler y los Kellogg, además de Christy, fueron las únicas personas que oyeron hablar a los visitantes celestiales. Ellos, junto con Christy, fueron los comisionados de contacto originales. Los Sadler empezaron a presentar a Christy a sus amigos como su hija adoptiva, aunque nunca fue adoptada legalmente. El hijo vivo de los Sadler, William Jr., tenía entonces 16 años. Los Kellogg tenían una hija de 9 años con una sordera profunda.
Los primeros años del Foro
Un domingo por la tarde ocurrió en el 533 de Diversey Parkway otro acontecimiento importante. Nació un nuevo grupo de personas. El grupo se llamó el «Foro» y empezó sus reuniones el 11 de febrero de 1923. El propósito aparente de los Sadler al invitar a gente a su casa era mantener el contacto con sus antiguos pacientes. No sabemos si el Foro fue idea de los Sadler o si fueron los reveladores los que sugirieron reunir al grupo.
Estas reuniones en el salón de una casa de los años 20 del siglo XX eran parte de la cultura; la idea era que un líder presentara un tema durante una hora y los invitados hicieran preguntas durante la hora siguiente. El Dr. Sadler dio conferencias de temas tales como Instintos y emociones primarios, Herencia, Darwinismo y Eugenesia. En 1923, un viejo amigo y antiguo paciente del Dr. Sadler presentó a mi padre, Clarence Bowman, al Foro.
El verdadero propósito del Foro
Durante la reunión del Foro de un domingo de diciembre de 1924, el Dr. William estaba les deleitando con una historia sobre cómo había formado parte de un trío de investigadores que perseguía a unos sinvergüenzas que se hacían pasar por videntes que invocaban a los espíritus de los muertos. Sus compañeros de aventura eran Howard Thurston, el famoso mago prestidigitador, y un detective de la policía de Chicago. Un miembro del foro preguntó si había alguna probabilidad de que alguno de los llamados médiums estuvieran recibiendo en sus trances mensajes de verdaderos seres espirituales, como por ejemplo los ángeles.
Aquel día surgió el verdadero propósito del Foro. La Dra. Lena estaba fuera de la ciudad y el Dr. Sadler reveló el asunto del durmiente. Se informó al grupo que estaban invitados a participar en el comienzo de una nueva revelación. Su tarea era preparar por escrito todas las preguntas que en algún momento les hubieran desconcertado, a ellos y a la humanidad —preguntas sobre Dios, el cosmos, la vida después de la muerte y sobre cualquier otra cosa que quisieran.
Dejó claro que él personalmente no estaba convencido de que los fenómenos de los que él, Lena y los Kelloggs eran testigos fueran auténticos. El Dr. William había intentado por todos los medios llegar al fondo del caso. Una personalidad invisible llamada Maquiventa Melquisedec informó al grupo de que estaba llegando una nueva y maravillosa revelación. El Dr. William esperaba que las respuestas a las preguntas planteadas por el grupo ayudaran a descubrir si se estaba perpetrando un engaño. La Dra. Lena y los Kelloggs, por su parte, estaban impresionados por el carácter espiritual del material recibido hasta ese momento. La visita del Melquisedec tuvo lugar el 11 de febrero de 1924, exactamente un año después de la primera reunión del Foro.
En enero de 1925, las respuestas a las preguntas del Foro empezaron a llegar en forma de capítulos, que eran en realidad documentos completos. La primera serie de 57 documentos se expandió después en respuesta a más preguntas. En la primera serie los documentos llegaron de uno en uno o de dos en dos, siempre en respuesta a preguntas. Si no había preguntas, no había documentos. En 1935, llegó de una sola vez una sección completa (la parte IV). El nacimiento de Jesús se celebró por primera vez el 21 de agosto de 1935. El Foro revisó toda la colección de documentos en busca de ambigüedades o de cualquier otra cosa que necesitara aclaraciones. Los seres celestiales, a los que ahora nos referimos como «los reveladores», hicieron las correcciones finales.
Cuando llegaron los documentos que trataban de los doce apóstoles, el Dr. William se quedo atónito. Los autores habían penetrado en las mentes de doce seres humanos únicos y contado sus historias de forma coherente. «Tiré la toalla», declaró el Dr. William. «Soy psiquiatra y conozco mi oficio. Yo no habría podido crear retratos tan coherentes de 12 hombres distintos». Las dudas del Dr. William se vinieron abajo.
Entre 1923 y 1956, participaron en el Foro 485 personas en total. No podían sacar los documentos del edificio ni podían tomar notas. Juraron guardar el secreto. Hoy en día, podríamos denominar al Foro como un grupo de consulta. Escuchaban la lectura de los documentos mientras las personalidades celestiales observaban sus reacciones. Los reveladores retocaban los documentos para hacerlos más compresibles a los humanos. Los miembros del Foro nunca escucharon o vieron a los visitantes celestiales. A pesar de la singularidad del Foro, algunos de sus miembros lo abandonaron porque el material era demasiado exigente, demasiado difícil o no tenía interés para ellos.
Los miembros del Foro supieron que el 11 de febrero era el aniversario del otorgamiento de un ajustador del pensamiento a Jesús. Se prestó el fragmento del Padre a este muchachito que crecía en Nazaret exactamente igual a como se otorgan los Ajustadores del Pensamiento de todos los seres humanos de los universos habitados.
La contribución de Bill Sadler a los documentos
Después de regresar en 1928 de su periodo de servicio en el cuerpo de marines, William S. Sadler hijo (Bill) se quedó fascinado con los documentos. Se entregó a su estudio y escribió las preguntas que dieron lugar a los documentos sobre el Ser Supremo. Bill se convirtió en un comisionado de contacto y fue un brillante instructor del Foro durante los años 40 del siglo XX y los primeros 50. Era una persona intelectual, en ocasiones emotiva y a menudo irreverente. Se fue a los mundos mansión el 22 de noviembre de 1963.
Todos los comisionados de contacto han fallecido. Estos comisionados fueron los que conocían la identidad de la «personalidad de contacto», el hombre a través del cual se transmitió la revelación. Nadie más del Foro conoció al hombre, supo su nombre, su fecha de nacimiento o cuándo murió.
Si no hubiera sido por su entrega, lealtad y perseverancia, incluso en los momentos de duda y falta de fe, la revelación no habría llegado nunca a buen término. Ninguno de ellos ganó dinero alguno con los documentos. De hecho, sacrificaron su modesta riqueza personal en favor del grupo que durante 60 años se reunió en casa de los Sadler.
Me uno al Foro
Por recomendación de mi padre, me uní al Foro en octubre de 1951. Conocí la confianza mutua que se había desarrollado entre los humanos y las personalidades celestiales en los años que precedieron al nacimiento de los documentos. Seis meses después de unirme al grupo, se me contrató como recepcionista de la consulta médica y siquiátrica del Dr. Sadler. Escuché la historia del Foro al menos seis veces más mientras estuve trabajando allí. Mi marido, Tom, y yo conocimos al Dr. Sadler durante 18 años y a Christy durante 31.
Ayudar a los pacientes a ayudarse a sí mismos
El Dr. William Sadler dedicó toda su vida profesional a ayudar a la gente que estaba enferma física o mentalmente. Sin embargo, solo presentó la revelación a unos pocos pacientes, a aquellos que estaban más preparados para creer en la idea de seres invisibles espirituales y que ya creían en algún tipo de Dios. El Dr. William no quería ser el líder de ninguna secta de seguidores sicológicamente dependientes. Su método era estimular a los pacientes a pensar de forma independiente, a hacerse responsables de su propia mejora mental y emocional, a reconocer sus talentos y a desarrollar su valor. Tener poder sobre los demás no era parte de su naturaleza. El Dr. William sentía un profundo desdén hacia quienes intentaban estafar a un público confiado o que se aprovechaban de los humanos crédulos y con poca fuerza de voluntad.
Instructores con experiencia
Todos tenemos nuestra parte preferida de El libro de Urantia. La del Dr. William Sadler fue la historia del Antiguo Testamento y la vida y enseñanzas de Jesús comparadas con la Biblia. Sus clases en la escuela original de la Hermandad estaban siempre llenas. Confesó que no había estudiado la parte II de los documentos tanto como las otras y que le costaba entender algunos de sus conceptos. Una vez, mientras dirigía la lectura de una sección que trataba del universo físico, se llegó a un pasaje que no entendía. Pregunto si alguno de los presentes sabía de qué trataba. «¿Por qué? Es la ecuación de Einstein, doctor: E igual a MC al cuadrado», dijo un profesor de ciencias que estaba entre el público. «¡Oh!, no lo sabía» respondió maravillado el Dr. William.
Todos los miembros de la First Urantia Society (la Primera Sociedad Urantia) tuvieron la oportunidad de dirigir el estudio de algún documento. Al final de cada reunión, el Dr. Sadler les hablaba sobre la primera vez que se ejerce el liderazgo, les estrechaba la mano y les decía: «¡Lo has hecho muy bien! No te pongas tan nervioso la próxima vez».
Nunca intentaba dirigir desde la sombra las actividades de los demás y nunca interpretaba las enseñanzas de El libro de Urantia para otros.
Capacitación de los líderes del mañana
Después de que se publicara El libro de Urantia, a los miembros del Foro se les encargó que presentaran la revelación al resto de su generación y se les informó de que el mundo no estaba aún preparado para recibirla. Los miembros reunieron su ignorancia y se dispusieron a difundir El libro de Urantia y sus enseñanzas.
Los lectores más jóvenes eran el futuro de la comunidad Urantia y recibieron una atención especial del Dr. William y de Christy. Les confiaron una gran cantidad de información sobre los antecedentes, destinada a los líderes futuros de las organizaciones Urantia. Los compañeros celestiales encargaron a Christy y el Dr. Sadler la escritura de la historia completa de la revelación Urantia pero simplemente se les acabó el tiempo y pasaron a los mundos mansión sin terminarla. William Sadler murió en 1969 a los 94 años y Christy en 1982 a los 92. Christy sobrevivió a todos los demás comisionados de contacto.
Personalmente, considero que en muchos aspectos Christy fue la verdadera heroína de la revelación. Christy estuvo a punto de tener que testificar ante el tribunal sobre el origen de El libro de Urantia, unos detalles que había jurado no revelar nunca, incluyendo la identidad de la personalidad de contacto. A los 87 años, Christy se preparó para ir a la cárcel si hubiera sido necesario.
Christy fue siempre muy precisa en cuanto a cómo tenía que crecer el número de lectores. Decía: «Los reveladores nos han dicho que crezcamos con prudencia, y que construyamos una sólida base de creyentes, de forma que podamos resistir las críticas cuando lleguen». En 1980, dijo: «Muy pocos lectores conocen El libro de Urantia lo suficientemente bien como para poder defenderlo en público». Y repetía: «¡Nos dijeron que crezcamos con prudencia!».
El cuerpo de emergencia de mortales elegidos
En su alocución presidencial a los delegados de la primera asamblea trienal de la Urantia Brotherhood (la Hermandad Urantia) celebrada el año 1967, Christy terminó su discurso con una referencia a las instrucciones de los reveladores:
«Os he recordado con anterioridad que los supervisores celestiales de Urantia están movilizando por todo el mundo —entre todas las naciones— pequeños grupos de hombres y mujeres regidos por el espíritu, y estos batallones de la verdad, estos hombres elegidos, se ocupan hoy de docenas de empresas vitales relacionadas con la rehabilitación del mundo que seguirá al final de los angustiantes conflictos presentes.
»Y de todos los cuerpos de emergencia de mortales elegidos de Urantia, a ninguno se le ha encargado una obligación más solemne que a nuestro grupo. Hemos sido llamados al gran trabajo de dar el primer paso para ofrecer al hombre mortal una nueva luz, una nueva revelación del amor de Dios. La fácil religión de andar por casa de tiempos pasados ya no es suficiente para satisfacer los retos de hoy en día. Seguir el camino de vida de Jesús llama a un acto de compromiso total, de intención entregada, de propósito decidido; es un toque de trompeta hacia una vida que no acepta componendas.»
El servicio de los Sadler a la comunidad
La mayoría de los componentes del Foro no se dieron cuenta de ello, pero el Dr. William tenía una impresionante hoja de servicios a la comunidad:
Fue ministro ordenado de la Iglesia de los Adventistas del Séptimo Día. Estableció misiones y dirigió la revista Lifeboat.
William trabajo en la agencia de detectives Pinkerton para pagar su educación médica y la de la Dra. Lena.
El Dr. William fue conferenciante muy popular en el circuito Chautauqua. Tenía una docena de conferencias en su repertorio. Le encantaba predicar.
El Dr. Willian puso en duda las enseñanzas de la adventista del séptimo día Ellen G. White, por cuestiones de plagio y de coherencia. Los Sadler dejaron la Iglesia en el año 1913.
El Dr. William se decidió por la psiquiatría en lugar de la cirugía, según decía, «porque se puede ayudar a la gente a cambiar su actitud mental ante la vida».
Durante 25 años, el Dr. William ejerció como profesor de sicología pastoral en el seminario teológico presbiteriano McCormick de Chicago.
El Dr. Sadler escribió libros de texto, artículos para revistas y libros de autoayuda para el público en general (42 en total).
El propósito de su vida fue dar al público salud y conocimientos médicos. Fue visto por sus colegas médicos como alguien que desvelaba secretos profesionales al populacho.
La Dra. Lena fue, como su marido, una mujer con mentalidad de servicio:
La Dra. Lena fue una gran defensora de la salud de las mujeres y los niños que vivían en la pobreza. Promovió el control de natalidad, la eugenesia, la higiene materna y la necesidad de que las comadronas estuvieran tituladas.
Fue voluntaria de la casa de acogida Jane Addams. La Dra. Lena fue una mujer modesta pero con una energía inagotable, y fue además una oradora pública de gran fuerza.
Fue presidenta de todas las asociaciones médicas de mujeres del Medio Oeste, así como presidenta de la Asociación Nacional de Mujeres Médicas. Tuvo una personalidad cálida y efusiva. Murió de cáncer en 1939 a la edad de 64 años.
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