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viernes, 24 de junio de 2022

LA VERDAD SOBRE EL ESPIRITUALISMO (4)

 3. LA REACCIÓN AL MATERIALISMO

No podemos cerrar los ojos ante el hecho de que durante los últimos cincuenta años las tendencias materialistas han hecho grandes progresos en las mentes de los sectores más inteligentes y pensantes de la sociedad. Y en vista de esto no es extraño que la Guerra Mundial haya precipitado la reacción actual del espiritualismo. Los canales de consuelo religioso patrocinados por la última generación han sido más o menos bloqueados para las almas sedientas de hoy. Este cambio en la complexión espiritual del pueblo se debe probablemente a tres causas distintas: 

a. Una ruptura general de las tendencias religiosas y de la autoridad de las generaciones anteriores.

b. La difusión del socialismo y de enseñanzas afines que carecen de un trasfondo y de un marco espiritual;

y

c. La rápida difusión de las tendencias materialistas, debido al enorme desarrollo de las ciencias físicas. La ciencia comienza con la teoría de que la mente no tiene nada en ella, excepto lo que entra a través de los sentidos físicos; pero tarde o temprano incluso el propio científico se ve enfrentado a fenómenos intelectuales que es difícil explicar con la teoría de que el pensamiento sólo puede tener su origen en el sentimiento sensorial. Hay un elemento creativo extraño en la mente humana; hay una fantasía de la imaginación que tiende a imponerse por encima de ese residuo de la mente y la memoria que concebimos como si hubiera tenido su origen en las impresiones físicas de los sentidos especiales. Y así, incluso los científicos físicos y los psicólogos tienden tarde o temprano a gravitar hacia ese lugar donde están dispuestos a admitir la posibilidad, si no la probabilidad, de la existencia de fuerzas espirituales en conexión y contacto con la mente humana. Y así, sin principios adecuados para la orientación, el camino está abierto para la entrada de alguna fase del espiritualismo.


Oleadas recurrentes de espiritismo. 

Como ya se ha insinuado, un estudio de las tendencias filosóficas de la humanidad sirve para mostrar que la especie humana tiende a oscilar, en ciclos generacionales, de un extremo a otro en sus creencias filosóficas. A un período de superstición y credulidad suele seguir un período de reacción materialista. El espiritismo y el misticismo de la Edad Media culminaron en la infidelidad y el materialismo de la Revolución Francesa. Por otra parte, las tendencias materialistas de la segunda mitad del siglo XIX, con la gran expansión y desarrollo de las ciencias físicas y la creciente tendencia de la ciencia a inclinarse hacia el materialismo y el fatalismo, condujeron a un inevitable brote de culto místico en los albores del siglo XX, tal como se esboza en las enseñanzas de la Ciencia Cristiana, y aún más recientemente en las tendencias e inclinaciones sin precedentes hacia el espiritualismo y otros esfuerzos para comunicarse con los muertos y ponerse en contacto con el mundo invisible de ultratumba.


Creo que nuestro actual dilema, el laberinto espiritualista en el que tantas almas serias se están arrastrando, ha sido provocado por la falta de reconocimiento de las áreas propias de la ciencia y la religión. Cada una tiene su propia esfera, y el fracaso de la una en reconocer el dominio y la función de la otra, ha hecho mucho para traer confusión a la mente popular, y para torcer y distorsionar la filosofía del sentido común en las almas de la gente común. 

Justo en el momento en que los científicos consiguen convencer a la gente de que no hay espíritu, de que todo es material; el individuo medio, habiéndose alimentado de estas cáscaras secas del materialismo y encontrando una sed espiritual siempre presente que no es saciada por dicho dogma científico, pronto acumula tal deseo de consuelo, como resultado de las penas del vivir, que cuando contempla el futuro y siente que cuando muera no va a ser más que como los gatos y los perros y las bestias de la tierra, para pudrirse en el suelo y no ser más; en un momento de tensión o de estrés inusual, durante una temporada de gran dolor u otra decepción severa - estos individuos mentalmente perturbados y espiritualmente hambrientos resuelven sus dificultades filosóficas abandonando repentinamente el barco del materialismo científico, y nos sobresaltan dando un gran salto hacia los sofismas y delirios de la Ciencia Cristiana, el Espiritualismo, o algún otro culto místico y metafísico. 


Fuente: https://ubhs.hosted-by-files.com/docs/H/hg19231101_sadlerw_109.pdf

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