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viernes, 15 de julio de 2016

La edad del Universo y el Libro de Urantia




La edad del Universo se ha fijado actualmente alrededor de los 15.000 millones de años, si hubo big-bang. Ahora bien, la teoría del “big-bang” estaría tambaleándose. Según esta teoría, el Universo habría nacido de una prodigiosa “explosión” que dio lugar al tiempo y al espacio.
Un artículo de la revista “Ciel et Espace” nº389, Oct. 2002, p.36, expone recientes investigaciones expuestas en el Simposium Texas en diciembre de 1998 en París.
A partir del estudio de la explosión de una supernova del tipo 1, se había puesto en evidencia la expansión acelerada del Universo. Esto sería la prueba de la presencia de una energía denominada “energía oscura”. Una energía única, capaz de vencer el freno que ejerce la atracción de la materia. Además, los nuevos mapas cosmológicos sobre la ausencia de homogeneidad ” de la luz fría (que constituiría el 99,9% de toda la luz existente), publicados en abril de 2001 y en mayo de 2002, confirman que el Universo es plano.
Este hecho, ya predicho por El Libro de Urantia en la página 165, líneas 1 y 2, se ha puesto en evidencia por el envío de un globo a 30 km de altura para medir el ruido de fondo cósmico (la radiación primordial que se emitió tras el big-bang) para medir la densidad del Universo (cf. Science & Vie, especial nº221, diciembre de 2002, p.158). Esta medición confirmaría la expansión del Universo, que se iría ralentizando pero que sólo se detendría dentro de un tiempo infinito.

Según el artículo, hay que tener en cuenta 3 elementos principales en el Universo:
- La expansión (El Libro de Urantia habla de la respiración cíclica del Universo)
- La materia oscura
- La energía oscura
La energía oscura constituiría el 70% de la energía del Universo, frente al 25%
de la materia oscura y el 5% de la materia ordinaria.
Estos 3 elementos reposan sobre más de un 95% desconocido y ponen de nuevo
en tela de juicio la teoría del big-bang, poniendo en un aprieto a los defensores
de los “dogmas” de la ciencia tradicional, ya que la materia y la energía oscuras
no dejan rastros directos para los investigadores.

El artículo precisa, en definitiva, que esta energía oscura, asociada a la energía del vacío (otra energía invisible, nacida en el pasado remoto del Universo) podría aumentar la edad del Universo, que vería así multiplicado su valor inicial de 10 elevado a 55 hasta 10 elevado a 122 veces su valor inicial (pp.42-43).

Los Reveladores nos dicen que la formación de Andronover (nuestra nebulosa de origen) comenzó hace 987 mil millones de años. El Universo es por tanto mucho más antiguo con relación a las estimaciones actuales de la ciencia, pues probablemente no habría habido big-bang, tal y como los astrofísicos lo conciben actualmente. En efecto, los Reveladores no nos hablan de esta teoría.

Recientes descubrimientos situarían la edad del universo en 13,7 mil millones de años (cf. Le Monde, nº18059, sábado 15 de febrero de 2003, página 25) gracias al envío de la sonda Wilkinson Microwave Anisotropy Probe, lanzada el 30 de junio de 2001, que ha podido observar, a una distancia de 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, la radiación fósil del Universo cuando sólo tenía 380.000 años de edad. El artículo precisa que el Universo está formado por un 4% de átomos de materia conocida (protones, electrones, neutrones), un 23% de materia negra desconocida y un 73% de energía oscura (estas cifras se acercan a las del artículo de la revista Ciel et Espace). Las mediciones de esta sonda confirman que el Universo está en expansión acelerada. Stéphane Corbel, investigador astrofísico del Comisariado de energía atómica y maestro de conferencias en la universidad París-VII, precisa que todo sucede como si una energía oscura, cuya naturaleza se desconoce, fuera extraída del vacío y pudiera contrarrestar la
gravedad. La sonda debe explorar el cielo todavía tres años más para responder finalmente a estas cuestiones, mientras está prevista para 2007 otra misión, denominada Planck, de la Agencia Espacial Europea, con el fin de afinar en estas investigaciones. Pero esperemos, pues la ciencia se caracteriza por un gran número de hallazgos.

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