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miércoles, 13 de julio de 2016

Los Electrones se comunican entre si


En 1982 tuvo lugar un acontecimiento notable. En la Universidad de Paris, un equipo de investigación dirigido por el físico Alain Aspect realizó el descubrimiento que puede cambiar la faz de la ciencia y también de la comprensión de la espiritualidad, (por lo menos para mí).
 Aspect y su equipo descubrieron que, bajo ciertas circunstancias, partículas subatómicas como los electrones, son capaces de comunicarse instantáneamente entre sí, independientemente de la distancia que las separe. No importa si se están separados 10 pies o 10 mil millones de millas.
 Es natural que así sea porque dice la Revelación de Urantia todo impulso de todo electrón, pensamiento o espíritu, es una unidad actuante en el universo entero. Sólo el pecado está aislado. El universo es un todo, ninguna cosa, ni ser existente vive en el aislamiento (647).  Si tuviésemos esta conciencia cósmica, sin duda cuidaríamos más nuestro planeta y nuestra interacción con el cosmos. De alguna manera, una partícula parece saber siempre lo que está haciendo la otra.

Fuentes:

Extra: Sobre la comunicación celular


65:4.3 Muchas características de la vida humana ofrecen abundantes pruebas de que el fenómeno de la existencia mortal se planeó con inteligencia, y de que la evolución orgánica no es una mera casualidad cósmica. Cuando una célula viviente se daña, dispone de la capacidad de elaborar ciertas sustancias químicas que están facultadas para estimular y activar las células normales adyacentes de tal modo que éstas comienzan inmediatamente la secreción de ciertas sustancias que facilitan los procesos curativos en la lesión; a la par, estas células normales no lesionadas comienzan a proliferar —de hecho emprenden la creación de nuevas células para reemplazar toda célula compañera que pudiese haber sido destruida por este daño.

Extra 2: Los árboles se comunican entre ellos
http://www.ecoportal.net/Eco-Noticias/Como-lo-descubrieron-los-Investigadores-.-Los-arboles-se-comunican-entre-ellos


Extra 3: LAS CÉLULAS DEL CUERPO EMITEN LUZ ANTES DE MORIR, IGUAL QUE LAS SUPERNOVAS EN EL ESPACIO

El científico alemán Fritz Albert Popp, continuando el trabajo de Alexander Gurwitsch, logró comprobar hace más de 3 décadas que los seres humanos (y todo los seres) vivos emiten luz. Popp ha teorizado que estas emisiones de luz ultradébil, a las cuales designó como "biofotones", juegan un papel importante en la comunicación celular, articulando literalmente un lenguaje de luz que interviene en la organización de diferentes funciones. Sus descubrimientos sugieren que el nivel de coherencia de estas emisiones biofotónicas se correlaciona con el nivel de salud de un organismo y ciertas enfermedades pueden identificarse por patrones de emisión caótica, como explicó Popp en una entrevista a la periodista Lynne McTaggart, quien publicó esta información en su libro The Field. Recientemente, según publicó la revista de tecnología del MIT, el científico Sergey Mayburov confirmó que las emisiones biofotónicas intervienen en algún tipo de comunicación celular.
El origen de estos fotones almacenados en las células es altamente poético a la vez que simple y eficaz (en la naturaleza la poesía no está peleada con la economía). Popp cree que las células almacenan fotones del Sol y de los alimentos que consumen --siendo las plantas los organismos que mayor cantidad de emisión biofotónica presentan. En esto coincide con el premio Nobel Albert Szent-Györgyi, quien teorizó que la energía fundamental que llamamos vida es en realidad un circuito eléctrico que une al Sol con todos los organismos de la Tierra. De acuerdo con Szent-Györgyi: "Una célula requiere energía no sólo para realizar todas sus funciones sino para el mantenimiento de su estructura. Sin energía, la vida se extinguiría instantáneamente, y el tejido celular se colapsaría. La fuente de esta energía es la radiación del Sol".
Esta conexión entre la vida y la luz o entre las células y el Sol tiene un elegante detalle "microcósmico", según ha observado Popp. Estudiando diversas enfermedades, Popp y sus colegas descubrieron que cuando una célula está por morir emite una radiación biofotónica cientos de veces mayor a la que despide normalmente, algo que ha sido comparado con la explosiva muerte de las supernovas (estrellas masivas que emiten un enorme resplandor en su colapso gravitacional). Estudiando células bajo estrés Popp ha teorizado que esta emisión anómala de luz es un mecanismo de defensa para restablecer el equilibrio del sistema. Quizás la emisión de luz en las células mortecinas tenga un resultado similar a la explosión de las supernovas que contribuye a enriquecer el medio galáctico al diseminar elementos químicos pesados y formar nuevas estrellas. Ya que nuestro organismo está constantemente renovándose, podemos decir que millones de pequeñas estrellas mueren y nacen cada instante en nuestro cuerpo.
Esta bellísima coincidencia (que quizás no sea una coincidencia, sino la expresión de un mismo principio a diferente escala) nos hace pensar en la más antigua de las filosofías naturales, de la cual en gran medida nació lo que hoy llamamos ciencia y que nos parece tan lejana de este pensamiento de correspondencias. Esto es, la idea de una relación analógica entre el macrocosmos y el microcosmos (como es arriba, es abajo). Para la mayoría de las culturas antiguas, el ser humano y la naturaleza en su conjunto eran una imagen del cielo y los procesos fisiológicos y psicológicos de todos los seres vivos en la Tierra estaban estrechamente vinculados con los procesos cósmicos. Esto es una forma sencilla, pero no por ello menos elegante, de explicar la unidad de todas las cosas. Una misma energía original que se imprime en todas las cosas pero a diferente magnitud.
Fuente: http://pijamasurf.com/2016/08/las-celulas-del-cuerpo-emiten-luz-antes-de-morir-igual-que-las-supernovas-en-el-espacio/

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