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miércoles, 10 de mayo de 2017

Sedna y el Sol de Angona

En una historia sobre el recién descubierto "Plutino" o planetoide llamado Sedna, el número de junio de 2004 de "Sky & Telescope" dice: "... el cuerpo tiene una órbita notablemente grande y excéntrica. 76 au (11 mil millones de km) en el perihelio a un asombroso 950 au (alrededor de 140 mil millones de km) en el afelio, en una órbita que tarda 11.500 años para completar [Referencia: Plutón, el planeta más lejano es 39 au] , 2000 CR1O5 oscila entre 44 y 410 au desde el Sol en una órbita de 3.400 años.

La ubicación de Sedna es un rompecabezas para los dinámicos del sistema solar. Es demasiado lejos para pertenecer a la Cinturón de Kuiper, los cuerpos de hielo que van desde la órbita de Neptuno (30 a.u.) a unos 50 a.u. Sin embargo, incluso cuando está más alejada del Sol, Sedna está tan sólo a una décima parte de la frontera de la Nube de Oort, una vasta esfera de varios billones de cuerpos cometarios que puede extenderse a la mitad de la estrella más cercana (más de 100.000 au ). "Está en la tierra de nadie", dice Brown. "No teníamos ninguna expectativa de encontrar nada por ahí."
"La distancia del perihelio es un problema real", explica el dinámico Paul R. Weissman (Jet Propulsion Laboratory). "Algo debe haber levantado la órbita fuera de la región planetaria." Un objeto masivo que se esconde más allá del Cinturón de Kuiper podría haber perturbado Sedna hacia fuera. Pero algo tan grande debería haber sido encontrado ahora, a menos que también sea misteriosamente distante.
Más probable, Weissman y otros dicen, es un tirón de fuera del sistema solar. La fuerza perturbadora "tiene que haber sido una estrella pasajera - no hay forma de evitarla", argumenta Harold A. Levison (Instituto de Investigación del Suroeste). Él y Alessandro Morbidelli (Observatorio de Cote d'Azur, Francia) postulan que [Sedna] y 2000 CR1O5 representan dos de los muchos objetos afectados por una estrella que pasó dentro de 800 a.u. del Sol menos de 100 millones de años después del nacimiento del sistema solar. Para conseguir un encuentro estelar tan cerca (alrededor de 0,01 años luz) y tan temprano, nuestro Sol debe haberse formado dentro de un denso grupo de estrellas - una idea que ha carecido de evidencia sólida hasta ahora. Brown dice: "Si la idea del encuentro estelar es correcta, lo cual estoy dispuesto a apostar, eso significa que hay un número terriblemente grande de estos objetos que esta suspendidas en el espacio -incluyendo casi ciertamente aquellos que son del tamaño de Plutón y más grandes".


El Libro de Urantia dice:

(465.6) 41:10.1 Algunas de las estrellas variables, en el estado de máxima pulsación, o cerca del mismo, están a punto de dar origen a sistemas subsidiarios, muchos de los cuales serán finalmente como vuestro propio sol y sus planetas giratorios. Vuestro sol estaba en igual estado de pulsación vigorosa cuando se acercó el masivo sistema de Angona, y la superficie exterior del sol comenzó a expeler verdaderas corrientes —capas continuas— de materia. Esto prosiguió con una violencia constantemente en aumento hasta la aposición más cercana, momento en el cual se alcanzaron los límites de la cohesión solar y un vasto pináculo de materia, el ancestro del sistema solar, fue expulsado. En circunstancias similares la aproximación más cercana del cuerpo de atracción a veces despega planetas enteros, hasta un cuarto o un tercio de un sol. Estas grandes efusiones forman ciertos tipos peculiares de mundos con nubes, esferas muy parecidas a Júpiter y Saturno.
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(655.9) 57:5.4 Hace 4,500,000,000 de años el enorme sistema Angona comenzó a aproximarse a este sol solitario. El centro de este gran sistema era un gigante oscuro del espacio, sólido, altamente cargado, y poseedor de una tremenda atracción de gravedad.

(656.1) 57:5.5 A medida que Angona se iba acercando más al sol, en los momentos de máxima expansión durante las pulsaciones solares, se precipitaban al espacio chorros de material gaseoso, a manera de gigantescas lenguas solares. En un principio estas llameantes lenguas de gas invariablemente volvían a caer en el sol; sin embargo, al acercarse Angona cada vez más, la atracción de la gravedad del descomunal visitante se hizo tan fuerte que estas lenguas de gas se desprendían en ciertos puntos. Las raíces volvían a caer en el sol, en tanto que las secciones exteriores se separaban para formar cuerpos independientes de materia, meteoritos solares, los cuales de inmediato comenzaban a girar en torno al sol en sus propias órbitas elípticas.

(656.2) 57:5.6 Mientras el sistema Angona se acercaba, las expulsiones solares se hacían cada vez más grandes; el sol arrojaba cada vez más materia, que se convertía en cuerpos independientes que circulaban por el espacio circundante. Esta situación se desarrolló durante quinientos mil años, hasta que Angona realizó su acercamiento más próximo al sol; después de lo cual el sol, conjuntamente con una de sus convulsiones internas periódicas, experimentó un quebrantamiento parcial; y en ese momento enormes volúmenes de materia se vertieron simultáneamente y desde lados opuestos. Del lado de Angona iba siendo atraída una vasta columna de gases solares, más bien puntiaguda hacia los dos extremos y marcadamente protuberante por el centro, que se desprendió permanentemente del control inmediato de la gravedad del sol.

(656.3) 57:5.7 Esta gran columna de gases solares que de este modo se separó del sol posteriormente evolucionó para convertirse en los doce planetas del sistema solar. Los gases expulsados repercusionalmente del lado opuesto del sol en una compatibilidad mareomotriz con la extrusión de este gigantesco antepasado del sistema solar, se han condensado desde entonces para formar los meteoros y el polvo espacial del sistema solar; si bien buena parte de esta materia fue recobrada posteriormente por la gravedad solar a medida que el sistema Angona retrocedía al espacio remoto.

(656.4) 57:5.8 Aunque Angona logro alejar el material atávico de los planetas del sistema solar y el enorme volumen de materia que actualmente anda circulando alrededor del sol, como asteroides y meteoros, no captó para sí nada de esta materia solar. El sistema visitante no llegó a acercarse lo bastante como para robar efectivamente nada de la sustancia del sol, pero sí pasó suficientemente cerca para atraer al espacio intermedio todo el material que hoy en día comprende el sistema solar.

(656.5) 57:5.9 Los cinco planetas interiores y los cinco exteriores muy pronto se formaron en miniatura a partir de los núcleos que se enfriaban y condensaban en los extremos menos masivos y de forma ahusada de la inmensa protuberancia producida por la gravedad, la cual Angona había acertado en separar del sol; mientras que Saturno y Júpiter se formaron de las porciones centrales más masivas y protuberantes. La potente atracción de gravedad de Júpiter y Saturno desde un principio capturó la mayor parte del material que se le había robado a Angona tal como de ello da fe el movimiento retrógrado de ciertos satélites suyos.

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(657.1) 57:5.12 Los planetas no giran alrededor del sol por el plano ecuatorial de su madre solar, lo cual harían si hubieran sido arrojados por la revolución solar. Más bien, se desplazan por el plano de la extrusión solar de Angona, que existió a un ángulo apreciable respecto del plano del ecuador solar.

(657.1) 57:5.12 Los planetas no giran alrededor del sol por el plano ecuatorial de su madre solar, lo cual harían si hubieran sido arrojados por la revolución solar. Más bien, se desplazan por el plano de la extrusión solar de Angona, que existió a un ángulo apreciable respecto del plano del ecuador solar.

(657.3) 57:5.14 Todo el material del sistema solar derivado del sol estuvo originalmente dotado de un sentido homogéneo de paso orbital, y de no haber sido por la intromisión de estos tres cuerpos espaciales foráneos, todo el material del sistema solar seguiría manteniendo el mismo sentido de movimiento orbital. Sin embargo, el impacto de los tres tributarios de Angona interpuso nuevas y foráneas fuerzas direccionales en el sistema solar naciente con la aparición resultante del movimiento retrógrado. El movimiento retrógrado de todo sistema astronómico es siempre fortuito y aparece siempre como resultado del impacto de una colisión de cuerpos extraños del espacio. Puede que tales colisiones no siempre produzcan movimiento retrógrado; sin embargo, el movimiento retrógrado sólo aparece en sistemas que contienen masas de diversos orígenes.
Fuente: https://web.archive.org/web/20080905134425/http://www.freeurantia.org/Sedna.htm

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