Autor desconocido
Extraído de http://www.urantology.org
“El aumento de la masa en la materia es igual al aumento de la energía dividido por el
cuadrado de la velocidad de la luz. En un sentido dinámico, el trabajo que puede realizar
la materia en reposo es igual a la energía gastada en reunir sus partes desde el Paraíso,
menos la resistencia de las fuerzas superadas en el tránsito y la atracción ejercida por las
partes de la materia unas sobre las otras.” (474 Pag.) LU
Se etiquete o no el párrafo anterior del Libro de Urantia como de "sinsentido" metafísico, es un hecho que, en 1935, pocos seres humanos estaban dotados del
conocimiento necesario para escribir ese “sinsentido”. El párrafo indica que los
autores (los reveladores) estaban familiarizados con la teoría de la relatividad
de Einstein. No obstante, en el libro insisten en referirse a conceptos
newtonianos tales como la “fuerza” de la gravedad material. Por ejemplo, un
cuerpo de gran masa puede ejercer una fuerza de gravedad suficiente sobre un
cuerpo menor como para iniciar convulsiones mareomotrices destructivas en
ese cuerpo (170). Incluso afirman la ley de la gravedad de Newton de que la
fuerza que actúa entre dos cuerpos es proporcional a sus masas e inversamente
proporcional a la distancia que les separa, pero añaden la condición de que esta
ley puede ser modificada por la intervención de fuerzas espaciales como, por
ejemplo, la antigravedad (482).
¿Significa esto que los reveladores están refutando las propuestas de Einstein de
que la (supuestamente atrayente) fuerza de gravedad simplemente refleja la
curvatura del espacio-tiempo y que la inercia y la gravedad son indistinguibles?
¿O los reveladores están haciendo lo que muchos físicos hacen en la práctica:
utilizar los conceptos newtonianos como una simplificación adecuada en
muchos ejemplos, como por ejemplo, para situar un satélite en órbita alrededor
de la tierra?
El Libro de Urantia afirma que la energía, ya sea como luz o de otra forma,
atraviesa el espacio en línea recta excepto cuando actúan sobre ella fuerzas
superiores y en obediencia a la fuerza de gravedad lineal inherente a la masa
material (Pag. 461). También afirma que la energía que responde a la gravedad es el
antecedente de toda la materia universal (Pag. 470), y que no hay fuerza de gravedad
lineal mensurable que se ejerza sobre partículas de energía sin carga electrónica,
libres e independientes (Pag. 476). ¿Indicaría esta última afirmación que una estrella
de neutrones no ejerce efectos gravitatorios?
Se ha publicado una teoría recientemente que parece ser consistente con todas
estas afirmaciones del libro y que está de acuerdo con los conceptos de Newton
sobre la gravedad antes que con los postulados de la relatividad de Einstein del
espacio-tiempo curvo. Ésta propone que la masa no existe, sólo hay carga
eléctrica y energía, que juntas crean la ilusión de la masa. El universo físico está conformado por cargas eléctricas sin masa inmersas en un omnipresente y vasto
campo electromagnético lleno de energía. La interacción de estas cargas y el
campo electromagnético crea la apariencia de la masa.
Los físicos actuales reconocen una fuerza electromagnética y una fuerza débil
implicadas en la descomposición radiactiva. Estas dos fuerzas han mostrado ser
manifestaciones de una sola fuerza, llamada apropiadamente fuerza
electrodébil. La esperanza de los físicos actuales es que se encuentre una forma
de unir esta fuerza con la fuerza fuerte que mantiene unido el núcleo atómico,
para dar lugar a una teoría del campo unificado. Hasta ahora, la gravedad ha
resistido todos los intentos de unificación con el resto de fuerzas
fundamentales. Si el nuevo punto de vista es correcto, la gravedad no
necesitaría estar unificada separadamente. Así como la masa surgiría de la
fuerza electromagnética, también lo haría la gravedad.
A principios del siglo XX, Lorentz, Poincaré y Abraham sugirieron que la masa
inercial podría surgir de un efecto, la autoenergía electrostática, a través de la
ecuación E=MC2. Sin embargo, la masa teórica derivada de su ecuación era de
órdenes de magnitud mucho mayores que la masa observada. Las ideas más
recientes sugieren que la inercia es una propiedad que surge de un campo
electromagnético omnipresente llamado el campo de punto cero (zero-point field,
ZPF). Este campo existe en el vacío, incluso a la temperatura del cero absoluto.
Puede concebirse como un mar de radiación electromagnética que es tanto
uniforme como isotrópica (la misma en todas direcciones). Difiere de la
radiación cósmica de fondo de microondas en que la energía del ZPF aumenta
drásticamente con la frecuencia de la radiación; de hecho, es proporcional al
cubo de la frecuencia. Hay dos diferentes puntos de vista sobre su origen: el que
considera conceptos ortodoxos de teoría cuántica, y el que se basa en un
concepto actualizado denominado electrodinámica estocástica, propuesto
inicialmente por Einstein, Planck, Nernst, Hopf y Stern.
En contraste con el concepto de “éter” del siglo XIX, el ZPF tiene la propiedad
de ser invariante según Lorentz y sólo es detectable cuando un cuerpo es
acelerado a través del espacio. A mediados de los 70, Paul Davies y William
Unruh mostraron que, a medida que un observador en movimiento acelera a
través del ZPF, se ejerce una fuerza sobre la carga en proporción directa a la
aceleración pero en dirección opuesta. En otras palabras, la carga experimenta
una fuerza electromagnética como resistencia a la aceleración. Esta resistencia
se interpreta como la misma inercia que Newton consideró como una
propiedad innata de la materia. Por tanto, en la segunda ley de Newton, F=ma,
el término “m” se convierte simplemente en la constante de unión entre la
aceleración y una fuerza electromagnética externa. De este modo, la segunda
ley de Newton puede derivarse de las leyes de la electrodinámica, siempre que
uno asuma un campo de punto cero subyacente.
Desde este nuevo punto de vista lo que antes llamábamos masa, que tiene la
propiedad de la inercia, ocurre porque una fuerza electromagnética actúa sobre
la carga que está escondida dentro de la materia.
En una visión más simplista, no es que haya carga escondida dentro de la
materia, sino que sólo hay carga. La presencia de la carga y su interacción con el
ZPF crea las fuerzas que todos experimentamos y atribuimos a la existencia de
la materia, incluso para una partícula aparentemente neutral eléctricamente
como el neutrón que, en un nivel más profundo, consiste en quarks con carga.
Según Einstein, la inercia y la masa gravitacional son indistinguibles. Si es así,
entonces el ZPF, que da lugar a la inercia, de alguna manera debe generar
gravedad. Esta idea fue propuesta en 1968 por el físico ruso Andrei Sajarov y
desarrollada por otro ruso, H.E. Puthoff, dentro del marco de la electrodinámica
estocástica. El principio subyacente es extraordinariamente intuitivo. Si una
partícula cargada está sujeta a las interacciones del ZPF, estará forzada a
fluctuar en respuesta a los vaivenes de las ondas electromagnéticas del ZPF (¿es
éste el efecto Lamb?). La carga fluctuante emite un campo de radiación
electromagnética, siendo su resultado que todas las cargas en el universo deben
emitir campos electromagnéticos secundarios en respuesta a sus interacciones
con el campo primario, el ZPF.
Los campos electromagnéticos secundarios resultan tener una propiedad
extraordinaria. Entre dos partículas cualesquiera dan lugar a una fuerza de
atracción, sin importar si las cargas son positivas o negativas. Esta fuerza de
atracción podría identificarse con la gravedad. Las fluctuaciones son relativistas
y se mueven a la velocidad de la luz o muy cerca de ella. La energía asociada
con estos campos se interpreta como la energía equivalente a la masa
gravitacional en reposo. La masa gravitacional no es la fuente de la gravedad,
su fuente es el movimiento dirigido de una carga, no el poder de atracción de la
masa. Para interpretar la ecuación de Einstein, E = mc2, necesitamos decir que la
masa no es equivalente a la energía, la masa es energía.
El ZPF es considerado como real, no virtual. La fuerza real vista en la fuerza
Casimir entre dos placas paralelas sería atribuible a este campo. En la teoría
cuántica, la fuerza Casimir se atribuye a partículas virtuales. En el modelo
Sajarov-Puthoff, el ZPF no gravita en sí mismo. La fuerza de gravedad resulta
de perturbaciones en el ZPF, y el ZPF uniforme no contribuye a la curvatura del
universo.
¿Cómo puede reconciliarse esta nueva teoría de gravedad “a lo Newton” con
las medidas del siglo XX de efectos extraídos únicamente de la relatividad
general? Sajarov sugirió el informe de los efectos de la relatividad general
introduciendo el concepto de una elasticidad del espacio análoga a la curvatura
del espacio-tiempo (Libro de Urantia, p.123: “No conocemos el mecanismo concreto de la respiración del espacio; simplemente observamos que todo el espacio se contrae y se
expande alternativamente.”)
Todavía es pronto y sólo el tiempo dirá si estas ideas se comprobarán. Sus
autores sostienen que una teoría que ofrece nuevas perspectivas con tanta
elegancia y simplicidad es una aproximación convincente a la realidad. Un
argumento similar fue expuesto por Paul Dirac cuando propuso justificar una
solución que implicaba la raíz negativa de una ecuación cuadrática
atribuyéndola a la antimateria. Por entonces, muchos pensaron que la
propuesta de Dirac era bastante ridícula. Hoy día la antimateria está
considerada como norma. No hay duda de que el progreso de estas ideas será
seguido por los lectores del Libro de Urantia y comparado con lo que parece ser
un tratamiento un tanto ingenuo de la gravedad, relatividad y teoría cuántica
en los documentos de Urantia.
Referencia:
B. Haisch, A. Rueda y H.E. Puthoff. (1994) “The Sciences” 34, 26-31 (New York
Academy of Sciences, N.Y.)
(Traducido del inglés por Olga López)
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