El objeto más grande del Universo
Se trata de una «gran muralla» de 10.000 millones de años luz de un extremo a otro, que pone en jaque lo que creíamos saber sobre la distribución de la materia
En muchas ocasiones nos hemos preguntado cómo es de grande el Universo, hasta dónde llega y qué hay más allá del mismo. Esta última pregunta no tiene respuesta, aunque algunos cosmólogos creen que pueden existir una infinidad de Universos fuera del nuestro, lo que tampoco respondería a la pregunta, pues de forma inmediata nos preguntaríamos qué hay más allá de todos esos universos. Tal vez esta pregunta no tenga jamás una respuesta, es superior a nuestros pensamientos y cálculos.
La pregunta hasta dónde llega el Universo tiene una respuesta difícil e incómoda, dado que ni tan siquiera sabemos cuál es la forma del nuestro propio. Si pensamos en un Universo esférico, que se expande continuamente y para siempre debido a la energía oscura, que es una fuerza misteriosa contraria a la gravedad y que hace que el Universo de expanda de forma acelerada, podríamos tener una respuesta para ello.
Es imposible ver todo el Universo, por ello es tan difícil dar una respuesta concreta. Podríamos presentar el siguiente símil: ¿puede usted ver todo nuestro planeta? Evidentemente no, nuestra vista alcanza hasta ciertos kilómetros de distancia y lo peor de todo es que es imposible saber que la Tierra es redonda, nos parece plana porque la Tierra es muy grande comparados con nosotros y no podemos apreciar su curvatura. La Luna es unas cuatro veces más pequeña que la Tierra y los astronautas decían que no veían mucho más allá de donde estaban, porque el horizonte estaba muy próximo y se curvaba, es decir, algo se notaba la curvatura de la Luna, por lo que se puede intuir que no es plana estando allí.
Algo similar pasa con el Universo, es tan vasto que a nosotros nos parece totalmente plano. Si pudiéramos apreciar un mínimo de curvatura, podríamos extraer inmediatamente sus dimensiones. Podríamos pensar cómo calcular estas dimensiones conociendo la edad del Universo, que es de 13.700 millones de años, pero el problema es que el Universo no se ha expandido siempre a la misma velocidad, así que no podemos dar información sobre su diámetro por este método.
Dado que existen estructuras inmensas en el Universo llamadas supercúmulos de galaxias, el Universo debe ser extraordinariamente grande, de hecho, se ha calculado, por otros métodos, que el Universo visible puede tener un diámetro de 93.000 millones de años luz, casi un cuatrillón de km. En esta inimaginable extensión caben objetos extraordinariamente grandes, como el mayor supercúmulo de galaxias descubierto en el Universo visible. Existe otra parte del Universo que no podemos ver, como ya se ha mencionado, y su luz nunca nos llegará debido a la expansión del Universo.
Esta estructura colosal e inimaginable se llama la Gran Muralla de Hércules-Corona Boreal. Nuestra galaxia, la Vía Láctea, mide la impresionante cifra de 100.000 años luz (1 año luz es aproximadamente 9,5 billones de km). La galaxia más cercana está a más de 2 millones de años luz. La Gran Muralla de Hércules Corona Boreal se encuentra a 10.000 millones de años luz de la Tierra y tiene unas dimensiones de 10.000 millones de años luz, de un extremo a otro, es muy alargada, ocupando casi el 11% del Universo observable. Es más del doble del tamaño de la última macroestructura que tenía el récord.
Qué es la Gran Muralla de Hércules Corona Boreal
El Universo es como una esponja está lleno de huecos y en las paredes de esos huecos se asientan las galaxias, que se unen en grupos, cúmulos, supercúmulos y murallas, formando extensos filamentos. La Gran Muralla de Hércules Corona Boreal fue descubierta gracias al satélite Swift y el Telescopio Fermi de rayos gamma. Se formó 4.000 millones de años después del Big-Bang y está compuesta de cúmulos de galaxias y decenas de miles de ellas.
Esto es lo que dice el principio cosmológico, una hipótesis esencial en la cosmología: el Universo es isótropo y homogéneo, tras el Big-Bang, toda la energía, la temperatura y la materia se debieron repartir de esta forma observándose a gran escala, es decir, en vastas regiones de nuestro Universo del orden de cientos de millones de años luz. Debemos ver las mismas propiedades en el Universo, miremos donde miremos y estemos donde estemos.
Esta estructura, la Gran Muralla de Hércules Corona Boreal, deja atónitos a los científicos, pues el Universo debe ser a gran escala homogéneo y no contener un “desorden” de este tipo, es decir, una concentración tan masiva de galaxias en un lugar determinado. La Gran Muralla de Hércules Corona Boreal se salta esta regla cosmológica, por lo que hay que replantearse la homogeneidad del reparto de la materia en el Universo.
Otro inmenso grupo de cuásares, que son galaxias distantes que emiten gran cantidad de radiación procedente de agujeros negros, también rompió el principio cosmológico al medir, de un extremo a otro, cerca de 4.000 millones de años luz, siendo la segunda mayor estructura del Universo tras la Gran Muralla de Hércules Corona Boreal.
Miguel Gilarte Fernández es director del Observatorio Astronómico de Almadén de la Plata (Sevilla) y presidente de la Asociación Astronómica de España.
Fuente: http://www.abc.es/ciencia/20140407/abci-objeto-grande-universo-201404071805.html
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Dice el Libro de Urantia:
12:2.4 (131.1) Los astrónomos uversanos observan que el gran universo está rodeado por los antepasados de una serie de conjuntos estelares o planetarios que rodean completamente la presente creación habitada como anillos concéntricos de múltiples universos exteriores. Los físicos de Uversa calculan que la energía y la materia de estas regiones exteriores no cartografiadas equivalen ya a muchas veces la totalidad de la masa material y la carga de energía de los siete superuniversos. Se nos informa que la metamorfosis de la fuerza cósmica en estos niveles del espacio exterior es función de los organizadores de la fuerza del Paraíso. Sabemos también que estas fuerzas son ancestrales a aquellas energías físicas que presentemente activan el gran universo. Los directores de poder de Orvonton, sin embargo, no tienen nada que ver con estos dominios ultrarremotos, ni tampoco están los movimientos de la energía que allí ocurren discerniblemente conectados con los circuitos de poder de las creaciones organizadas y habitadas.
12:2.5 (131.2) Poco sabemos sobre la significación de estos extraordinarios fenómenos del espacio exterior. Una mayor creación del futuro está en proceso de formación. Podemos observar su inmensidad, discernir su extensión y percibir sus dimensiones majestuosas, pero por lo demás conocemos poco más de lo que conocen los astrónomos de Urantia acerca de estos ámbitos. A nuestro entender, en este anillo exterior de nebulosas, soles y planetas no existen seres materiales del orden de los humanos, ni ángeles ni otras criaturas espirituales. Este dominio distante está más allá de la jurisdicción y administración de los gobiernos de los superuniversos.
12:2.6 (131.3) En todo Orvonton se cree que se está gestando un nuevo tipo de creación, un orden de universos destinados a convertirse en el escenario de las actividades futuras de los Cuerpos de los Finalistas ahora en formación, y si nuestras conjeturas son correctas, entonces el futuro interminable deparará para todos vosotros los mismos maravillosos espectáculos que el pasado interminable reservara a vuestros mayores y antepasados.
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12:1.14 (129.12) Los niveles del espacio exterior. Lejos en el espacio, a una distancia enorme de los siete superuniversos habitados, se están acumulando vastos e increíblemente maravillosos circuitos de fuerza y energías en vías de materialización. Entre los circuitos de energía de los siete superuniversos y este gigantesco cinturón exterior de la actividad de fuerza, hay una zona espacial de relativa calma, que varía en anchura pero con un promedio de aproximadamente cuatrocientos mil años-luz. Estas zonas espaciales están libres de polvo estelar— niebla cósmica. Nuestros estudiosos de estos fenómenos están en duda en cuanto a la condición exacta de las fuerzas espaciales que existen en esta zona de calma relativa que rodea los siete superuniversos. Pero alrededor de medio millón de años-luz más allá de la periferia del gran universo presente, observamos los comienzos de una zona de increíble acción energética que aumenta en volumen e intensidad por más de veinticinco millones de años-luz. Estas enormes ruedas de fuerzas energizantes están ubicadas en el primer nivel del espacio exterior, un cinturón continuo de actividad cósmica que rodea toda la creación conocida, organizada y habitada.
12:1.15 (130.1) Actividades aún más grandes están teniendo lugar más allá de estas regiones, pues los físicos de Uversa han detectado indicios iniciales de manifestaciones de fuerza a más de cincuenta millones de años-luz más allá de la parte más exterior de los fenómenos en el primer nivel del espacio exterior. Estas actividades presagian indudablemente la organización de las creaciones materiales del segundo nivel del espacio exterior del universo maestro.
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